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Title
   Estudio Biblico(7) - ¿Quién es el Espíritu Santo?    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   
Date
   2008-12-24



Capítulo 7
¿Quién es el Espíritu Santo?


1. Él es Uno con Dios
El Espíritu Santo es uno en la Trinidad de Dios, quien cumple la promesa de Dios. Él es Dios el Espíritu Santo.

La Trinidad de Dios se refiere a Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo. Estos actúan en formas diferentes pero son un mismo Dios. Por lo tanto, Dios el Espíritu Santo tiene las mismas características que Dios el Padre, pero actúa como el espíritu de Dios para cumplir Su voluntad.

Dios el Espíritu Santo ha existido desde antes de la eternidad con Dios el Padre. En los días del Antiguo Testamento se desempeñó como “el Espíritu de JEHOVÁ” y “el Espíritu de Dios”. En los días del Nuevo Testamento, empieza a desempeñar la función de “el Espíritu Santo como el Consolador” y promete que estará con nosotros hasta la eternidad (Hebreos 9:14).

Consideremos ahora las actividades del Espíritu Santo quien obra siendo uno con Dios:
Primeramente, en Génesis 1:1-2 dice que luego de que Dios creó los cielos y la tierra, esta estaba desordenada y vacía\; y que las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Y dice que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas, por lo que vemos que el Espíritu Santo participó en la creación junto con Dios.

Trabajó también sobre sacerdotes, profetas y reyes a fin de cumplir la voluntad de Dios. Obró asimismo en la historia de Israel. Génesis 41:38 dice que José era un hombre en quien estaba el Espíritu de Dios, y que pudo ayudar a Jacob e Israel. En Éxodo 31:3-5 Dios llamó a Bezaleel y lo llenó con Su Espíritu para que el edificio del Tabernáculo fuese bien construido.

Durante la era de los jueces, Dios designó a los jueces, los llenó con el Espíritu Santo de JEHOVÁ, y salvó a Israel (Jueces 3:7-10, 6:34). El Espíritu de Dios descendió sobre Samuel, el último juez y el profeta\; Saúl, quien fue el primer rey de Israel\; y su sucesor, David (1 Samuel 10:10, 16:13, 19:20) para dirigir la historia de Israel.

Aparte de estos, el Espíritu Santo descendió sobre muchos profetas para permitirles profetizar y cumplir la promesa de Dios.

Durante la época del Nuevo Testamento, Él posó sobre aquellos que eran justos y devotos, quienes esperaban la venida del Salvador, a fin de permitirles reconocer a Jesús (Lucas 2:25-28). Asimismo, Jesús fue concebido dando cumplimiento a la voluntad de Dios y así se cumplió la promesa de salvación mediante el poder del Espíritu Santo. Por lo tanto, aquel que acepte a Jesucristo recibirá al Espíritu Santo así como también las bendiciones de los hijos de Dios.

Durante el período del Antiguo Testamento, Dios el Espíritu Santo no podía morar en los corazones de las personas debido al pecado de estas. De manera que la gente recibía ayuda de parte de Dios cuando el Espíritu Santo “descendía sobre ellos” o “los movía”. Pero en los tiempos del Nuevo Testamento, Dios el Espíritu Santo vino para morar en nosotros a través de la redención en Jesucristo, entonces ahora podemos recibir ayuda de parte de Dios directamente.

Es por esto que Romanos 8:11 dice: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”

El Jesucristo resucitado, antes de ascender a los cielos, le dijo a Sus discípulos la forma de recibir bendiciones\; “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo\; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado\; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20). En este verso podemos observar que el Espíritu Santo es uno con Dios.

Al contrario, en Hechos 5:3-4 Ananías y Safira vendieron su tierra, pero engañaron con respecto al precio. Pedro dijo: “Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” Pedro reprochó a Ananías por que no engañó a un hombre sino a Dios, y Ananías murió debido que el engaño al Espíritu Santo es un engaño a Dios mismo.


2. Él es el Consolador
El Consolador significa “aquel que está llamado para ayudar.” En Juan 14:16-17 dice: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce\; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”

Debido a que toda la humanidad no puede ver a Dios por causa de sus pecados, Dios envió a Jesús, Su Hijo unigénito, a este mundo en Su nombre a fin de mostrarse a Sí mismo y de lograr la salvación de la humanidad. Pero debido a que Jesús debía ascender a los cielos luego de alcanzar el camino de salvación, fue necesario otro consolador.

Por lo tanto, Jesús pidió otro consolador y Dios lo envió luego de la ascensión de Jesucristo. Él es el Espíritu de verdad, es decir, el Espíritu Santo.

El Consolador, el Espíritu Santo, mora en el corazón de los hijos de Dios quienes han aceptado a Jesucristo, y los lleva hacia la verdad. Juan 14:26 dice: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

En 1 Corintios 3:16 dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Y en 2 Timoteo 1:14 dice: “Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.”


El Espíritu Santo mora con los hijos de Dios por siempre (Juan 14:16-17), nos enseña y nos recuerda la Palabra de Dios (Juan 14:26), convence al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio (Juan 16:7-11), y nos guía a toda verdad (Juan 16:13).

A pesar de que el Espíritu Santo es invisible, Él tiene características humanas. De manera que, cuando los hijos de Dios siguen el deseo del Espíritu Santo y actúan de acuerdo a la voluntad de Dios, Él nos da gozo y la plenitud del Espíritu Santo para permitirnos conocer que Dios está complacido.

Por el contrario, si no seguimos el deseo del Espíritu Santo sino que cometemos pecados de acuerdo a nuestra pasada manera de vivir, Él nos permite darnos cuenta de que Dios no está complacido.

El Espíritu Santo nos ayuda en la debilidad, intercede por nosotros (Romanos 8:26), nos consuela (Hechos 9:31), nos enseña lo que debemos hacer (Hechos 20:28), y derrama del amor de Dios en nuestros corazones para guiarnos a pelear contra el pecado al punto de derramar sangre y de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.


3. Él es el Don de parte de Dios
Cuando recibimos un regalo, no nos alegramos por el presente en sí, sino por el amor que sentimos de parte de quien nos lo dio. El valor de los regalos en este mundo disminuirá con el pasar del tiempo sin importar cuán valioso sea, esto debido a que no es eterno.

No obstante, existe un regalo que puede apreciarse por siempre. ¿Y cuál es? Es el regalo otorgado por Dios, el cual es eterno y lleno de amor. Este no puede compararse con ninguna cosa valiosa en este mundo o con algo que nos ha sido dado por cualquier persona.

Hechos 2:38 dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados\; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Dios nos dio a Jesucristo y nos permitió recibir la salvación y la vida eterna mediante la fe. Jesús, quien tomó el sufrimiento de la cruz y abrió el camino de salvación, nos dio un regalo mediante Su resurrección y ascensión. Se trata del “Espíritu Santo.”

Entonces ¿por qué Dios llama al Espíritu Santo “un don”?

Cuando Dios creó al hombre, lo hizo con un espíritu hecho a Su imagen y que puede comunicarse con Él\; con un alma que es controlada por el espíritu y que piensa de acuerdo a Su voluntad\; y con un cuerpo imperecedero que es como un recipiente para el espíritu y el alma. Luego Dios permitió al hombre que disfrutara de su autoridad como hijo de Dios. El hombre podía comunicarse con Él y vivir de acuerdo a Su voluntad.

Dios creó todos los ambientes necesarios para el hombre y le permitió gobernar sobre todas las cosas con suma libertad y abundancia. Pero debido al pecado de desobediencia cometido por Adán, la muerte llegó al hombre, y el espíritu, el cual es el amo del hombre, murió.

Desde ese entonces el hombre perdió la comunicación con Dios, así como también su autoridad como hijo de Dios. El hombre llegó a vivir en este mundo bajo maldición con lamento, dolor, enfermedad, pobreza, muerte, y gobernado por el diablo enemigo.

Debido a que el amo del hombre murió, su vida, cuyo espíritu estaba muerto, llegó a ser miserable. Ya que el cuerpo no podía tener vida eterna, tuvo que morir y tuvo que regresar al polvo. No podía comer sin trabajar arduamente\; podía tener hijos solamente con gran dolor\; y ya no podía ver a Dios.

Además, los descendientes de Adán, quien tenía su espíritu muerto, nacieron con un espíritu muerto, y no podían disfrutar de las bendiciones de los hijos de Dios. Nadie podía escapar de todas las maldiciones a menos que su espíritu obtuviese vida nuevamente.

Es por eso que Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es\; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” Y Juan 6:63 dice: “El espíritu es el que da vida\; la carne para nada aprovecha\; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”

Esto significa que solamente el Espíritu Santo puede revivir el espíritu muerto de un hombre\; es decir, nuestro espíritu muerto puede volver a vivir solamente al dar a luz al espíritu a través del Espíritu Santo. Incluso el mejor hombre o cualquier método no puede revivir el espíritu muerto del hombre y liberarse de las maldiciones de la vida.

No obstante, el Espíritu Santo puede dar a luz el espíritu, de manera que si recibimos al Espíritu Santo, nuestro espíritu muerto revivirá, recuperará las bendiciones como hijo de Dios, las cuales se perdieron por causa de la desobediencia de Adán, y pondrá fin a las maldiciones de la vida.

Cualquier persona que reconozca esta verdad deseará recibir al Espíritu Santo\; y si conoce la manera de hacerlo, definitivamente lo hará. Y por el simple hecho de conocer que el Espíritu Santo es la clave para que lleguemos a ser hijos de Dios quien es Todopoderoso y lleno de amor, quien puede darnos toda bendición, y quien promete darnos al Espíritu Santo, esperará aquel día con mucha felicidad.

El Espíritu Santo es tan valioso y precioso para la humanidad porque Él tiene el poder para resolver de raíz todos los problemas de la vida en esta tierra. Dios no hace discriminación de personas. Él concede el don del Espíritu Santo a cualquier persona que acepta a Jesucristo y recibe el perdón de los pecados, y le permite recuperar la autoridad perdida como hijo de Dios. Es como recuperar a un hijo perdido, de manera que Dios nos da el don del Espíritu Santo con gozo, y nos bendice para que maduremos como Sus hijos.

Por lo tanto, en la Biblia Dios nos permite conocer que el Espíritu Santo es un don de su parte. Hechos 5:32 dice: “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” Hechos 10:45, 11:17, y 15:8 dicen que el don del Espíritu Santo ha sido dado aún a los gentiles. En Hechos 8:17-20 Pedro reprendió al hombre que pensó que podía comprar al Espíritu Santo con dinero.

El Espíritu Santo es uno con Dios y viene como un don a los hijos de Dios que aceptan a Jesucristo y reciben perdón por sus pecados. Es un don tan precioso quien nos guía a la verdad como el Consolador. Por lo tanto, debemos aceptarlo en nuestros corazones a fin de ganar el derecho como hijos de Dios y la vida eterna.

Debemos disfrutar de esta bendición como hijos de Dios\; así disfrutaremos de salud y todo saldrá bien mientras nuestro espíritu prospera mediante la dirección del Espíritu Santo.

 
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