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Title
   mensaje corto(0) - Servicio de Celebración Navideña 2008    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   Isaías 53:4-5
Date
   2008-12-25



Servicio de Celebración Navideña 2008
Título: Jesucristo
Pasaje Bíblico: Isaías 53:4-5
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores\; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados\; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

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Amados hermanos y hermanas en Cristo,

¡Feliz Navidad! En Navidad conmemoramos y celebramos el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador y Señor.

En Su amor, Dios el Padre envió a Su hijo unigénito por nosotros, nuestro Señor tomó la cruz y llevó todo dolor y sufrimiento en nuestro lugar, y el Espíritu Santo, nuestro Consolador, ha venido ayudándonos a comprender el amor de Dios y del Señor, guiándonos hacia el reino de los cielos.

Ahora celebramos el nacimiento de Jesús, el Salvador, por toda la humanidad, le exaltamos y le damos gloria, honra y gratitud a Dios en su Trinidad.


Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Incluso la gente del mundo se regocija y se saludan unos a otros diciendo “¡Feliz Navidad!”, pero la mayor parte de ellos no saben porqué nos regocijamos y alegramos en Navidad, e inclusive algunos asistentes a la iglesia se gozan y alegran en Navidad sin conocer su significado. Es como si estuviesen saboreando la cáscara de una sandía sin saborear su verdadero sabor.

Sin embargo, el hecho de que la mayor parte de ustedes conozcan y entiendan por qué vino Jesús al mundo y la razón por la que tuvo que sufrir aquella horrible crucifixión, es algo por lo cual agradecer.

Anhelo que hoy ustedes recuerden el significado de la “Navidad”, y ruego en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo, que a través de este mensaje ustedes lleguen a tener un amor más grande y profundo por el Señor Jesucristo quien vino al mundo y tomó la cruz en nuestro lugar.

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Amados hermanos y hermanas en Cristo,

Cada paso de la vida entera de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte y su resurrección, tiene un significado espiritual\; pues su vida significa más que el simple hecho de haber sido colgado en la cruz, derramado su sangre, y muerto para salvar a la humanidad.

¿Por qué nació Jesús en un establo y fue recostado en un pesebre?
¿Por qué vivió una vida de pobreza?
¿Por qué fue azotado y por qué derramó su sangre?
¿Por qué fue coronado de espinas y por qué derramó su sangre?
¿Por qué fue clavado en sus pies y en sus manos y por qué derramó su sangre?

Las respuestas se encuentran en Isaías 53:4-5

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores\; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados\; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Jesús llevó todas nuestras enfermedades y dolores en nuestro lugar. Él recibió humillación y desprecio, para finalmente morir en la cruz.

Primeramente, permítanme explicarles acerca de la razón por la cual Jesús nació en un establo y fue recostado sobre un pesebre.

Dios, con su omnipotente poder, podría haber permitido que Su hijo unigénito naciera en un palacio magnífico o en un hogar cómodo\; sin embargo, Él permitió que Jesús naciera en un establo para que redimiera a la humanidad que no es mejor que los animales.


Eclesiastés 3:18 dice: “Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias.”

¿Por qué dice la Biblia que los hombres son semejantes a las bestias?

Cuando Dios formó al primer hombre, éste era un ser viviente, y fue creado de acuerdo a semejanza de Dios, por tanto era puro y sin defecto ni mancha.

Pero Adán desobedeció y el pecado entró, como resultado de esto su espíritu fue entregado a la muerte y ya no podía comunicarse con Dios. Él pasó a estar bajo el control del diablo enemigo y con el pasar del tiempo se sumió en la maldad, perdió la semejanza de Dios, y finalmente llegó a ser semejante a los animales.

¿Cuántas personas revelan su maldad de manera muy semejante a la de los animales?

Los padres y los hijos no se aman unos a otros e incluso cometen el horrible pecado de matarse entre ellos\; se hacen cosas que no son concebibles para un ser humano que está consciente. Como está escrito en Eclesiastés 3:18, estos “son semejantes a las bestias.”

Estas personas semejantes a los animales no pueden ser salvas ni pueden ir al cielo. Jesús nació en un establo lleno de animales para redimirlas\; y cuando Jesús nació, lo recostaron en un pesebre, un cajón largo y abierto del cual comen los animales como los caballos y las vacas.

En Lucas 2:7 está escrito: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”

El hecho de haber sido recostado en un pesebre simboliza que Jesús llegó a ser el pan de vida para los hombres que son semejantes a los animales. Él se convirtió en pan espiritual para dar vida eterna a la humanidad.

¿Cómo llegó a ser el pan de vida que da vida eterna a la humanidad?

Juan 1 dice: “el Verbo era Dios,” y Juan 1:14 dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Además, en Juan 6:51 dice: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo\; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre\; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”

Por lo tanto, podemos deducir que cuando hacemos de la palabra de Dios nuestro pan espiritual y comemos de él, estamos figuradamente comiendo la carne del Señor, y cuando comemos de Su carne, la cual es el pan de vida, podemos adquirir la vida eterna.

Entonces, Jesús fue recostado sobre un pesebre para llegar a ser el pan de vida eterna para la humanidad cuyas vidas habían llegado a ser semejantes a las de los animales.

¡Cuán grande es el amor de Dios!

Dios permitió que Su hijo unigénito tomara la forma de hombre y que naciera en un lugar impuro y bajo con el fin de dar vida eterna a los hombres cuyas vidas habían llegado a ser como las de una bestia común\; de este modo el Señor nos guía hacia el camino de vida eterna, con amor que da vida.

Por tanto, cuando usted se da cuenta de esta verdad tan sencilla, ¿no siente usted el anhelo de regocijarse y dar gracias en Navidad?

Pero el amor de Dios no termina ahí…

Dios permitió que Jesús viviera una vida de pobreza en el mundo para redimirnos de nuestra pobreza.

2 Corintios 8:9 dice: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”

Cuando Dios formó al primer hombre, Adán, le permitió vivir en abundancia, sin falta de ninguna cosa, pero una vez que Adán desobedeció y luego de que entrara el pecado, todo cambió. Él llegó a experimentar el dolor del hambre y la pobreza.

Por supuesto que la pobreza no es un pecado, por eso Jesús no tuvo que derramar Su sangre para redimirnos de nuestra pobreza\; pero la pobreza sí es una de las maldiciones a causa del pecado de Adán, así que Jesús vivió una vida de pobreza para redimirnos de aquella maldición.

Jesús es el dueño de todo lo que está debajo del Cielo, pero él se despojó de toda abundancia y prefirió vivir en pobreza por nosotros. Por consecuencia, debido a que hemos sido redimidos de la pobreza por medio de Jesús, debemos vivir una vida que sea rica en Él.

Si usted camina en rectitud, de acuerdo a la Palabra de Dios, usted puede llegar a tener en abundancia a través de las bendiciones concedidas por Dios y podrá glorificarlo.




Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Veamos ahora la razón por la cual Jesús fue azotado.

A Jesús lo desnudaron para recibir los duros azotes con los látigos de los soldados romanos. Los azotes se dieron con látigos que tenían garras y pedazos de vidrio y de plomo en sus puntas, los cuales se prenden en el cuerpo al azotarlos y desgarran la piel en pedazos al jalarlos.

¿Por qué sufrió Él tanto dolor y derramó Su sangre?

En la segunda parte de Isaías 53:5 dice: “y por su llaga fuimos nosotros curados.” Esto no significa que seremos sanados en el presente o en el futuro, sino que ya somos sanos, ¡ya está hecho!

La segunda parte de 1 Pedro 2:24 nos lo dice más claramente: “y por cuya herida fuisteis sanados.” En este caso, para recibir la sanidad a sus enfermedades y dolencias, usted debe primeramente resolver el problema de sus pecados.

La causa de las enfermedades y dolencias es el pecado. En Mateo 9 vemos a un paralítico que fue llevado en su lecho hasta Jesús. Jesús sanó primeramente el problema del pecado de este hombre antes de sanarlo. Jesús le dijo: “Tus pecados te son perdonados,” y luego de eso sanó su enfermedad.

En Juan 5, luego de que Jesús sanara a un hombre que había estado enfermo durante 38 años, le dijo: “Mira, has sido sanado\; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” Él advirtió a esta persona, a pesar de haber sido sanada, que si continuaba pecando cosas peores le sucederían\; esto nos dice que la causa de las enfermedades son los pecados.

Por lo tanto, la sanidad de las enfermedades debe estar precedida por el arrepentimiento de los pecados. En Hebreos 9:22 leemos: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre\; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.”

El perdón de nuestros pecados requiere el derramamiento de sangre\; siendo así, Jesús fue azotado y derramó Su sangre, por consecuencia nos redimió de nuestros pecados, los cuales son la causa de nuestra enfermedad.

Cuando usted crea en esta obra de Jesús, podrá ser perdonado de sus pecados con Su sangre y sanado de todo tipo de enfermedad. Por supuesto, la simple confesión de su fe no es suficiente, si usted cree verdaderamente que el Señor fue azotado y que derramó Su sangre por usted, entonces debe arrepentirse de sus pecados y debe cambiar.

Solamente de ese modo usted podrá ser perdonado de sus pecados y sanado de sus enfermedades por medio de la sangre derramada por Jesús por causa de los azotes.

Seguidamente, veamos por qué Jesús fue coronado con espinas…

Las espinas de la corona con la que Jesús fue coronado fueron muy puntiagudas y largas. La corona fue hecha de un tamaño menor a la circunferencia de Su cabeza y los soldados la presionaron con fuerza en ella. Entonces, las espinas puntiagudas y largas se adentraron profundamente en Su piel, por lo que sufrió un intenso dolor.

La razón por la que Él sufrió este dolor causado por la corona de espinas que le causó más derramamiento de sangre fue la redención de nuestros pecados cometidos en nuestra mente.

¿Cuántos pecados comete la gente en su mente?

Envidia, celos, odio, juicio, condenación, adulterio y muchos otros pecados se cometen en la mente.

¿Hay alguien aquí que quizás se pregunte cuál es la forma de evitar los pecados de la mente?

Los hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo deben desechar inclusive los pecados cometidos en la mente, lo cual sí es posible para ellos.


Amados hermanos y hermanas en Cristo,
En la época del Antiguo Testamento a las personas no se las consideraba pecadoras si el pecado cometido no representaba una acción. No importaba cuan malvados y malos eran sus pensamientos, si no los ponían en acción, estaban libres de pecado y eran considerados como aceptables.

Pero en la época del Nuevo Testamento el Espíritu Santo descendió para morar en los corazones de los hijos de Dios y convencerlos de pecado, aún de los cometidos en la mente.

Jesús dijo en Mateo 5:28: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”

Asimismo, 1 Juan 3:15 dice: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida\; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.”


La naturaleza pecaminosa que reside en el corazón toma forma en la mente, y se la considera como pecado. Algunos quizás se pregunten si es posible tener una naturaleza pecaminosa en el corazón y no pensar en ella… pero no es tan fácil como parece.

Si la naturaleza pecaminosa permanece en su mente, usted puede involucrarse en pensamientos pecaminosos. Por lo tanto, solamente cuando usted se despoje de toda forma de maldad podrá desechar todo pensamiento pecaminoso. Mientras usted contenga todo tipo de maldad cometerá pecados provenientes de varios pensamientos pecaminosos.

Jesús fue coronado con espinas y derramó Su sangre para redimirnos de estos pecados cometidos con nuestra mente. Por lo tanto, cada vez que usted se vea involucrado en formas carnales de pensamiento, por favor recuerde el amor de Jesús, quien fue coronado con espinas por usted.

¡Yo le animo a que se deje revestir de Su amor y a desechar todo tipo de pensamiento pecaminoso!

Por cierto, es por medio de las manos y de los pies que aquellos pensamientos pecaminosos se convierten en acciones. Muchas personas cometen sus pecados como acciones con sus manos y sus pies\; pues, con sus pies van y buscan lo que desean, por lo tanto, pecan utilizando sus extremidades.

Jesús dijo en Marcos 9:43: “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala\; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,” y en el verso 45 dice: “Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo\; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado.”

¡Esto es tan cierto, es mejor entrar a la vida eterna como un lisiado que entrar al infierno con manos y pies!

Entonces, ¿significa esto que si usted comete algún pecado con sus manos y pies debe cortárselos?

¡Por supuesto que no!

Jesús fue clavado en Sus manos y pies para redimirnos de los pecados cometidos con nuestras manos y nuestros pies. Así que, cuando usted comete algún pecado con sus manos y pies, si usted se arrepiente y se aleja de ellos por su fe y confianza en Su sangre, no tendrá que cortarse las manos ni los pies.

Asimismo, la razón por la que Jesús fue azotado, coronado con espinas, clavado en Sus pies y manos y por la que derramó su sangre fue la redención de la humanidad de todos sus pecados.

Si usted cree verdaderamente en esto, ¿qué debe hacer?

Pues nunca jamás debe permitir que el Señor sea crucificado nuevamente ni que derrame Su sangre otra vez. Ya que Él derramó Su sangre y lo redimió con ella, usted nunca jamás debe repetir sus pecados.

Y la vida de aquellos que tienen fe verdadera es esta:
Usted nunca debe confesar su fe con sus palabras, sino que también debe unirse al Señor creyendo de corazón\; solamente cuando usted se unifique con el Señor por fe podrá ser justificado y salvo.

¿Cómo puede usted unificarse con el Señor?

Pues Romanos 6:5-7 dice: “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección\; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.”

¡Cuando usted muere a sus pecados puede ser libre de ellos y justificado por fe!

Solamente así usted podrá unificarse con el Señor y estar en la semejanza de Su resurrección\; y entonces podrá obtener la vida eterna.

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Amados hermanos y hermanas en Cristo,
¡La vida de Jesús en esta tierra fue una de pasión por la humanidad!

En el cielo Jesús tenía el pleno conocimiento del tipo de vida que le tocaría vivir en el mundo y todo el sufrimiento y las aflicciones que le esperaban, pero Él nos amó tanto que vino y nos dio el amor de entregar Su vida abriendo así la puerta hacia la salvación.

Para poder disfrutar del verdadero gozo de la Navidad usted debe darse cuenta de la razón por la que Jesús vino a la tierra y sufrió la pasión.

Aunque la gente asista a la iglesia, confiese su fe en el Señor y celebre la Navidad, si no entienden su verdadero significado, no podrán vivir una verdadera vida cristiana de fe.



La razón por la cual Jesús fue crucificado y derramó Su sangre fueron nuestros pecados cometidos con la mente así como las acciones de nuestras manos, pies y cuerpo. Si usted se da cuenta y cree este hecho, usted no tiene otra opción aparte de batallar contra sus pecados y desecharlos.

Cuando usted desecha los pecados celebrando y apreciando el nacimiento de Jesús, usted podrá convertirse en un verdadero gozo y felicidad para Él.

El nacimiento y la crucifixión de Jesús son la mejor personificación de Su amor de sacrificio con el fin de ganar a los hijos de Dios quienes han desechado sus pecados y han recobrado la semejanza de Dios.

En esta Navidad deseo que ustedes recuerden este significado espiritual y que lo mantengan en sus mentes, y anhelo que todos ustedes se unifiquen con el Señor en fe.

¡Ruego en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo que el gozo de la Navidad sobreabunde en sus corazones, no solamente en este día sino siempre!


¡Feliz Navidad!

 
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