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Title |
Nueve Frutos del Espíritu Santo(2) - Nueve Frutos del Espíritu Santo (2) |
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Speaker |
Rev. Jaerock Lee |
Pasaje |
Gálatas 5:22-23 |
Date |
2009-08-30 |
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[Pasaje bíblico]
[Gálatas 5:22-23] "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley".
Este es el segundo estudio sobre "Los nueve frutos del Espíritu Santo".
Aquellas personas que aceptan a Jesucristo como su Salvador reciben el don del Espíritu Santo y nacen de nuevo como hijos de Dios.
Estas personas podrán producir los frutos del Espíritu Santo a la medida en que vivan de acuerdo a los deseos del Espíritu, es decir, mientras ellos sigan la Verdad por medio de la guía del Espíritu Santo.
Cuando ellos ingresan en el tercer nivel de fe, ellos pueden generalmente seguir los deseos del Espíritu y practicar la Verdad.
Esta es la etapa inicial de los frutos del Espíritu naciendo en sus corazones. Por ejemplo, cuando la flor cae del viñedo, una pequeña semilla retoña en el lugar donde cayó la flor.
No podemos decir que es una uva, pero sí vemos una señal que algún día producirá el fruto de la vid.
Del mismo modo, poco a poco podremos producir los frutos del Espíritu Santo a la medida en que desechemos el pecado y la maldad de nuestro corazón y sigamos los deseos del Espíritu Santo.
Mientras la semilla crece y llega a tener la forma de una vid, cada uva empezará a madurar. No todas las uvas madurarán al mismo ritmo, a pesar de que sean parte de una misma vid.
La forma de cada uno puede variar, pero algunas madurarán más pronto y obtendrán un color violeta, mientras que otras mantendrán su color verde.
A modo de comparación podemos decir que el cuarto nivel de fe es similar a esta vid.
Decimos que alguien se ha "sumergido en lo espiritual" cuando ha alcanzado el cuarto nivel de fe.
Debido a que todas las formas de maldad son desechadas en este nivel de fe, la persona ya no va tras la lujuria de la carne sino que es siempre capaz de seguir solamente los deseos del Espíritu.
Ya que esta persona ha estado diligentemente siguiendo los deseos del Espíritu, produce los frutos del Espíritu Santo en abundancia, pero entre estos frutos producidos, algunos son más maduros que otros.
Por ejemplo, una persona quizás haya alcanzado un 90% del fruto de fidelidad, pero quizás un 70% solamente del fruto de mansedumbre.
Quizás tenga una medida completa del fruto de dominio propio, pero una medida menor del fruto del gozo.
Sin embargo, esos frutos no muy maduros llegarán a madurar completamente con el paso del tiempo.
Cuando este "racimo de uvas" madura completamente, eso es, cuando una persona alcanza el 100% de todos los frutos del Espíritu Santo, se puede decir que aquel es un "hombre de espíritu perfecto".
Al alcanzar el quinto nivel de fe, esta es una persona que emite el aroma de Cristo en todas las áreas y es una persona que refleja la imagen de Dios.
Esta persona escucha claramente la voz del Espíritu Santo y puede glorificar a Dios en gran manera con el poder del Espíritu Santo.
¿Qué tan bien están creciendo en su corazón los frutos del Espíritu Santo? ¿Cuánto ha madurado cada fruto?
Anhelo que examinen cuánto han madurado cada uno de los nueve frutos del Espíritu Santo, y qué fruto necesita mayor atención y crecimiento.
Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes produzcan todos los frutos de manera hermosa para que den gozo y consuelo a Dios el Padre quien ha sido muy paciente con nosotros por un largo tiempo.
[Mensaje]
Amados hermanos y hermanas en Cristo, En el estudio anterior les expliqué acerca del fruto del amor, el primer fruto del Espíritu.
El segundo fruto es el gozo. En el diccionario se define esta palabra como "un sentimiento de gran felicidad o placer", pero el gozo espiritual no es simplemente felicidad y alegría.
Incluso los no creyentes se regocijan cuando experimentan algo bueno, pero es simplemente momentáneo.
Cuando enfrentan dificultades, su gozo y alegría desaparecen.
Pero si nosotros producimos el fruto del gozo como uno de los frutos del Espíritu, podremos regocijarnos y estar alegres en cualquier tipo de situación o circunstancia.
1 Tesalonicenses 5:16-18 dice: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús".
Gozo espiritual es regocijo constante y gratitud en todo tiempo.
El gozo es uno de los estándares por medio del cual podemos examinar si estamos viviendo correctamente la vida cristiana.
Algunas personas asumen el camino del Señor con gozo y felicidad en cada momento de sus vidas, mientras que otros no tienen suficiente gozo ni gratitud provenientes del fondo del corazón, a pesar de que aparenten vivir una vida diligente en fe.
Estas personas asisten a los servicios de adoración, oran, y cumplen con sus obligaciones, pero lo hacen como si estuvieran simplemente cumpliendo con una responsabilidad.
Si se ven frente a dificultades inesperadas, pierden la tranquilidad de espíritu y su corazón tiembla a causa del nerviosismo.
Les animo a examinar sus corazones en los momentos que se encuentren frente a algo tan difícil que no puedan resolver por cuenta propia.
Lo que estoy diciendo es que ustedes deben examinar si se están regocijando espiritualmente en verdad. Observen su rostro en un espejo.
El rostro también puede llegar a ser uno de los marcadores que demuestra la cantidad del fruto de gozo que estamos produciendo.
De hecho, tan solo la gracia de salvación es una razón más que suficiente para regocijarnos siempre.
Solamente el pensar que somos liberados del fuego del Infierno y que podemos ir al Cielo debería ser razón de felicidad inexpresable.
¿Cuánto se regocijaron los hijos de Israel cuando salieron de Egipto y cruzaron el Mar Rojo?
La Biblia muestra la escena en la que una mujer tocaba los panderos mientras los demás alababan a Dios con danzas.
Al igual que este gozo, el gozo del "primer amor" cuando aceptamos al Señor, es muy grande.
Aunque no tengamos nada para comer mañana, o aunque estemos muy cansados después de trabajar arduamente, las alabanzas continúan brotando de nuestros labios.
Aunque seamos perseguidos o suframos dificultades injustamente a causa del nombre del Señor, nos alegramos mucho al pensar en el Cielo.
Si tenemos este tipo de gozo en el corazón todo el tiempo, pronto produciremos el fruto del gozo.
Pero en realidad no existen muchas personas que pueden mantener este gozo del primer amor en sus corazones.
Luego de algún tiempo, este gozo desaparece gradualmente, y aun cuando estas personas piensan en la gracia de la salvación, no sienten la misma emoción que antes.
Incluso en medio de las dificultades, ellos sentían felicidad en algún momento al pensar en el Señor, pero ahora ellos empiezan a suspirar pensando en las dificultades y a gemir pensando en sus sufrimientos.
¿Por qué han cambiado de este modo? Por causa de la carne en sus corazones.
Una de las características de la "carne" es que esta cambia.
Una persona que tiene la naturaleza de la carne quizás rebose de gozo en cierto momento, pero eso puede cambiar en cualquier momento y ese gozo puede desaparecer en un instante.
Debido a que tiene la naturaleza de la carne, el diablo enemigo y Satanás controlará la naturaleza de la carne para crear una situación en la que la persona no podrá regocijarse.
¿Qué podemos hacer para poder regocijarnos siempre, y para producir el fruto del gozo?
Primero: Debemos desechar la carne.
Les expliqué anteriormente que debido a que poseemos la naturaleza de la carne en nosotros, el Diablo enemigo y Satanás tiene la capacidad de controlar esa naturaleza para crear una situación en la que no podamos regocijarnos.
Por ejemplo, cuando los demás son bendecidos y elogiados, si no tenemos las características de la carne conocidas como "envidia y celos" entonces nos regocijaremos como si fuésemos los que recibimos bendición y elogios.
Por el contrario, sentiremos disconformidad cuando los demás sean mejores que nosotros a la medida en que poseamos envidia y celos.
Quizás desarrollemos sentimientos enfermizos contra aquella persona, y a la medida en que la otra persona reciba beneficios, perderemos el gozo y nos sentiremos desalentados a causa de nuestro sentimiento de inferioridad.
Asimismo, si no poseemos las naturalezas de la carne llamadas "ira" y "resentimiento", siempre tendremos paz, incluso cuando seamos maltratados o cuando suframos daños.
Nosotros nos convertimos en personas resentidas y decaídas por causa de la carne en nosotros; debido a esto nuestro corazón se torna muy cargado.
Sentiremos dolor y nos consideraremos víctimas cuando pensemos que estamos frente a gran desventaja y perjuicio al compararnos con los demás.
Además, a la medida en la que tengamos la carne en nosotros, no podremos tener fe espiritual, y por ende, nuestra preocupación por no poder depender en Dios aumentará.
Aquellos que confían en Dios y dependen en Él pueden regocijarse aunque no tengan nada para comer en un momento dado.
Dios ciertamente ha prometido que suplirá todas nuestras necesidades.
Filipenses 4:6-7 dice: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".
Como está escrito, incluso en medio de situaciones muy difíciles, aquel que tiene fe espiritual encomendará todo en Dios con oraciones de gratitud.
Pedirá primeramente por el Reino y Justicia de Dios, y luego por sus necesidades personales.
Pero aquellos que no dependen en Dios, sino en sus propias opiniones y planes, no tienen descanso en sus corazones, sino preocupaciones únicamente.
Las personas que administran sus propios negocios serán prósperas en todas las cosas, con bendiciones sobreabundantes, solamente si logran escuchar claramente la voz del Espíritu Santo, y la siguen.
Pero si se dejan llevar por la codicia, la impaciencia, y los pensamientos de la carne, tendrán dificultades porque no han escuchado la voz del Espíritu Santo.
En conclusión, la razón fundamental de la pérdida del gozo reside en los atributos de la carne que están en nuestros corazones.
Mientras más carne logremos desechar de nuestro corazón, más gozo espiritual y gratitud tendremos.
Segundo: Debemos seguir los deseos del Espíritu Santo en todo asunto, para poder regocijarnos siempre.
No debemos buscar el gozo de este mundo sino el gozo que proviene de lo Alto, el gozo que provee el Espíritu Santo.
Podemos sentir el gozo y llenura del Espíritu solamente cuando el Espíritu Santo se regocija dentro de nosotros.
Podemos tener gozo especialmente cuando adoramos a Dios, cuando oramos, y cuando le alabamos con todo el corazón.
También adquirimos gozo cuando practicamos la Palabra de Dios.
Nos alegraremos mucho al darnos cuenta de nuestras limitaciones por medio de la revelación del Espíritu Santo, y las cambiamos.
Cuando notamos que hemos cambiado por medio de la Verdad, obtendremos felicidad y gratitud extremas.
Ustedes pueden escoger entre el deseo del Espíritu Santo y el deseo de la carne en su vida diaria.
Si ustedes escogen el deseo del Espíritu Santo cada vez, entonces Él se regocijará en ustedes, y por ende, ustedes también se llenarán de gozo.
3 Juan 1:4 dice: "No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad".
Como está escrito, Dios se regocija cuando practicamos la Verdad, y nos da gozo en la llenura del Espíritu.
Por ejemplo, supongamos que por un buen tiempo su deseo por buscar su beneficio propio entra en conflicto con el deseo de buscar el beneficio de los demás; eventualmente perderá el gozo.
Si usted va tras la carne y busca su propio beneficio, no podrá tener gozo espiritual, aunque quizás obtenga lo que desea por el momento. Además quizás se sienta mentalmente intranquilo.
Por otro lado, si usted decide buscar el beneficio de los demás, aunque parezca que experimenta una pérdida, tendrá gozo de lo Alto porque el Espíritu Santo se regocija.
Solamente aquellos que tienen verdaderamente este gozo pueden entender este sentimiento. Esta es la felicidad que el mundo jamás podrá brindar ni conocer.
Lo mismo sucede con todo lo demás. Si una persona que solía juzgar a los demás con sus propios estándares cambia de opinión y empieza a entender a los demás con bondad, tendrá paz a la medida que piense en bondad.
¿Intentan ustedes evitar o ignorar a aquellos que tienen personalidad u opinión diferente a la suya, o los saluda con una calurosa sonrisa?
Según la perspectiva de los no creyentes, es mucho más fácil para ellos evitar a aquellos que no son de su agrado en lugar de tratar de ser agradables con ellos.
Pero aquellos que van tras el deseo del Espíritu sonreirán primero con el anhelo de servir a los demás.
Cuando nosotros "morimos" a nosotros mismos de este modo para tratar de hacer sentir bien a los demás, podemos experimentar paz y gozo que vienen de lo Alto.
Además, ustedes podrán disfrutar de esa paz y gozo todo el tiempo si se desprenden de los sentimientos de disgusto hacia otra persona que tiene una personalidad diferente que choca con la suya, o hacia personas que no son de su agrado.
Por ejemplo, digamos que durante un feriado alguien lo llama y le pide que realice una visita a un nuevo creyente o que entregue algunos boletines de la iglesia.
Cierta parte de su mente desea descansar, pero otra parte desea hacer el trabajo para Dios.
Escoger entre estas dos opciones depende de su libre albedrío, pero no tendrá gozo verdadero si únicamente permite a su cuerpo descansar y estar cómodo.
Usted puede tener la llenura del Espíritu y el gozo cuando ofrezca su tiempo y posesiones para Dios.
Mientras empiece a seguir el deseo del Espíritu Santo una y otra vez, su gozo espiritual se incrementará más y más, y su corazón también cambiará a la Verdad.
Al llegar a ese punto usted producirá el fruto del gozo más apropiadamente, y tendrá el brillo espiritual en su rostro.
Amados hermanos y hermanas en Cristo, Tercero: Debemos sembrar diligentemente la semilla del gozo y gratitud, para poder producir el fruto del gozo.
Incluso en el mundo físico, el granjero tiene que sembrar la semilla y trabajar mucho para cosechar un fruto.
De igual manera, para poder producir el fruto espiritual del gozo, ustedes tienen que buscar las cosas de las que pueden estar gozosos y agradecidos, y luego deben ofrecer el sacrificio de agradecimiento a Dios.
Si tenemos fe veremos que hay muchas cosas por las cuales agradecer cada día.
Primero agradeceremos por el gozo de la salvación, el cual no puede ser cambiado por nada.
Asimismo, el buen Dios es nuestro Padre, y Él protege a Sus hijos quienes viven en la verdad y responde a lo que le pidan. ¿Cuán felices somos por esto?
Además, si ustedes guardan el Día del Señor como es debido, y entregan sus diezmos y ofrendas completas, no sufrirán ninguna desgracia o accidentes.
Si ustedes guardan Sus mandamientos y le son fieles sin cometer pecados, siempre tendrán bendiciones sobreabundantes.
Aunque nos veamos en situaciones difíciles, ustedes sabrán las maneras de resolverlas.
Si han hecho algo malo, pueden recibir la compasión de Dios y la solución si se arrepienten y cambian.
Si no hay algo de lo cual puedan ser acusados, podrán regocijarse y dar gracias aún más.
Entonces Dios obrará para bien en todo y les dará mayores bendiciones.
El poder de Dios se manifiesta siempre, en especial en esta iglesia.
Ustedes siempre ven, escuchan, y experimentan numerosas señales y prodigios, y reciben respuesta a sus oraciones, así como también sanidad, de modo que su fe espiritual puede crecer rápidamente.
No debemos ignorar toda esta gracia, sino debemos ser siempre agradecidos, y debemos regocijarnos por ella.
Cuando intentamos ver las cosas por las cuales podemos estar agradecidos, Dios nos da aún más cosas por las cuales agradecer.
Entonces nuestra gratitud y gozo incrementarán, y finalmente produciremos el fruto del gozo por completo.
Amados hermanos y hermanas en Cristo, A pesar de que tengamos el fruto del gozo, quizás tengamos que sentir dolor en algún momento.
Se trata del lamento espiritual que tenemos en la Verdad.
Primero: El lamento de arrepentimiento. Cuando las pruebas y aflicciones nos asechan como resultado de nuestros pecados, no podremos solucionar el problema con simplemente regocijarnos y dar gracias.
Si alguien se regocija después de cometer un pecado, probablemente lo que experimenta sea gozo humano que no se relaciona en nada con Dios.
En este caso uno debe arrepentirse con lágrimas y debe cambiar de sus pecados.
Hay que arrepentirse por completo, confesando los pecados, pensando en cómo pudimos hacerlo cuando decimos creer en Dios, y en cómo hemos olvidado la gracia del Señor.
Recobraremos el gozo solamente cuando Dios acepte el arrepentimiento y destruya el muro de pecado.
La persona adquirirá un corazón iluminado que sentirá que vuela en los cielos. Tendrá también gozo y gratitud renovados desde lo Alto.
Pero este lamento de arrepentimiento es claramente diferente a las lágrimas que uno puede derramar a causa del dolor del sufrimiento causado por los desastres.
Aunque derramen mares de lágrimas, si lo hacen simplemente por su situación lamentable, este será un lamento humano.
Asimismo, si no se arrepienten de sus pecados sino que intentan simplemente evitar el castigo por el momento, no obtendrán gozo verdadero.
Tampoco tendrán la certeza de haber sido perdonados.
Si ellos verdaderamente se lamentan por arrepentimiento, tendrán la firme determinación de desechar el deseo de cometer pecados, y producirán frutos de arrepentimiento apropiados.
Entonces recuperarán el gozo espiritual que proviene de lo Alto.
Segundo: Es correcto lamentarse si se lo hace cuando Dios no está a gusto, o por las almas que van por el camino de muerte.
Ustedes pueden orar con mayor fervor y pasión por el Reino de Dios si se lamentan por estas razones.
Ustedes orarán por santificación y por el poder de Dios para salvar más almas y extender el Reino de Dios.
Por lo tanto, este es un lamento justo en la Verdad, y Dios lo acepta con gozo.
El gozo en lo profundo del corazón no desaparecerá a causa de este tipo de lamento.
No se trata de perder el ánimo, dejarse desanimar, ni deprimirse ya que ustedes mantendrán la gratitud y la felicidad.
[Conclusión]
Amados hermanos y hermanas en Cristo, Cuando Dios creó al primer hombre, Adán, también puso gozo en su corazón.
Pero el gozo que tuvo Adán era diferente de aquel que tenemos nosotros porque estamos pasando por la cultivación humana.
Adán fue creado como un espíritu viviente que no tenía carnalidad en él. De modo que no tenía atributos opuestos al gozo.
No existía nada que pudiera obstaculizar su gozo; no había lamento, lágrimas, dolor, llanto, ni preocupaciones.
Es decir, no había nada con lo que se pudiera hacer una comparación. No había forma de que Adán pudiera entender el verdadero valor del gozo.
Solamente aquellos que han sufrido enfermedades pueden entender el verdadero valor de una buena salud.
Solamente aquellos que han sufrido la pobreza pueden entender lo bueno que es tener riquezas.
Adán nunca experimentó el dolor, por eso no podía darse cuenta de cuán feliz era la vida de la que disfrutaba.
Él no sabía cómo regocijarse a pesar de estar disfrutando de vida eterna y de toda la abundancia del Huerto del Edén.
Pero debido a que cometió el pecado de la desobediencia al comer el fruto prohibido, la carnalidad entró en su corazón, y perdió el gozo que Dios le había concedido.
Al comenzar a experimentar el dolor de este mundo, su corazón se llenó de lamento, soledad, desilusión, sentimientos enfermizos, preocupaciones, y demás.
Pero ahora, al pasar por la cultivación humana, experimentamos el proceso opuesto.
Debemos recuperar el gozo espiritual, y para eso debemos primeramente despojarnos de la carnalidad.
Asimismo, siempre debemos ir tras el deseo del Espíritu Santo, y luego debemos sembrar la semilla de gozo con nuestras confesiones de gozo y gratitud en todo tiempo.
Además de esto, si añadimos un marco de pensamiento positivo y el deseo de ir solamente tras lo bueno y hermoso, podrán producir el fruto de gozo completamente.
Este gozo es algo que se obtiene luego de que hemos experimentado cosas opuestas, a diferencia de Adán en el Huerto del Edén.
Por lo tanto, este gozo y gratitud nacerán en el fondo de nuestro corazón, y debido a que no son de la carne, nunca cambiarán.
La felicidad verdadera de la que disfrutarán en el Cielo les será concedida aún estando en este mundo.
Además, cuando vayan al Cielo luego de esta cultivación, ¿cómo podremos expresar el gozo ahí?
Anhelo que ustedes produzcan rápidamente el fruto del gozo de modo que puedan regocijarse y estar alegres cada día.
Yo ruego en el nombre del Señor que también produzcan todos los demás frutos del Espíritu Santo de manera abundante, y que entren a la Nueva Jerusalén y disfruten de todo el gozo que Dios les dará.
[AMÉN] |
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