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2016 Petición de Oración | Dios mide nuestra fe | Conferencia sobre 1 Juan

 
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Title
   Conferencia sobre 1 Juan(42) - Conferencia sobre 1 Juan (42)    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   1 John 4:11-16
Date
   2014-06-15



[Pasaje]

[1 John 4:11-16]
"Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él"


[Mensaje Principal]

Amados hermanos y hermanas en Cristo,

Este es la 42ª sesión de las Conferencias de 1 Juan.

El capítulo 4 versículo 11 habla sobre lo que nosotros debemos hacer ya que hemos recibido Su amor.

Este dice, "Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros".

No solamente los hijos de Dios sino incluso los incrédulos se sienten conmovidos cuando ven algo que proviene de la bondad.

Además, si ellos han recibido ayuda cuando estuvieron en situaciones difíciles, desearán convertirse en fortaleza para alguien más.

Por ejemplo, cuando los estudiantes en severa pobreza continúan sus estudios con ayuda financiera y eventualmente logran el éxito, algunos establecen fondos para becas pensando en la persona que les ayudó a ellos.

Ellos no retribuyen solamente a quien les ayudó, sino que tratan de ayudar a otros estudiantes que están en necesidad, así como ellos estuvieron en su juventud.

Pero el amor de Dios entregado a nosotros es tal clase de inmenso amor que no puede ser comparado con ninguna buena obra de esta clase.

Nosotros no podemos pagarlo a plenitud aún si lloráramos día y noche, o con ninguna palabra u ofrenda.

Ya que hemos recibido esta clase de amor, ¿qué debemos hacer?

Nosotros no debemos solamente amar a Dios por sobre todas las cosas sino también amar a todas las personas, incluso a nuestros enemigos.

Amar a nuestros hermanos es la evidencia que hemos recibido el amor de Dios.

Por el contrario, si no amamos a los demás aún cuando hemos recibido el amor de Dios, entonces tampoco podemos disfrutar completamente el amor de Dios.

En la Biblia, podemos encontrar la historia de una persona que recibió una inmensa gracia, pero mostró acciones de maldad hacia los demás.

Un cierto siervo debía a su señor diez mil talentos.

Un talento es una cantidad 6,000 veces mayor que el salario de un día para un obrero común. Equivale a más de 16 años de salario diario.

Diez mil talentos son diez mil veces más que eso.

No es fácil descifrar cuánto es esto en realidad.

Ya que él no podía pagar esta deuda, los miembros de su familia estaban a punto de ser vendidos como esclavos, pero su señor le perdonó la deuda.

¡Cuán conmovido y agradecido tuvo que haber estado!

Sin embargo este siervo a quien le habían perdonado su deuda, regresaba con gozo cuando se encontró con un consiervo que le debía 100 denarios.

Un denario equivalía a cien veces el salario diario, así que no era una suma pequeña.

Pero esto era solamente una manchita comparado a la deuda de la cual él había sido perdonado.

Si él hubiera incluso considerado por un momento la tremenda gracia que recibió, era obviamente requerido que mostrara misericordia con los demás también.

Sin embargo este siervo no mostró compasión sino que envió a su consiervo a la cárcel hasta que pagara la deuda.

El amo llegó a conocer este hecho y estaba enojado. Él anuló su perdón de la deuda y lo envió a la cárcel hasta que pagara la deuda completa.

Aunque este esclavo dijo, 'Gracias' por el perdón de su señor, pero no pudo reconocer el amor en su corazón.

Por consiguiente, él tampoco pudo mostrar amor hacia los demás, Finalmente, llegó a perder la gracia que una vez había recibido.

Amados hermanos y hermanas, el siguiente versículo, 12, dice, "Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros".

Como he explicado en el versículo anterior, aquellos que realmente reconocen el amor de Dios no solamente amarán a Dios sino también mostrarán el amor que han recibido a los demás.

Mientras ellos continúen mostrando amor verdadero, nosotros también produciremos en nuestro corazón un fruto del amor de Dios, quien nos ha dado la vida de Su Hijo unigénito.

Esto significa que nosotros reflejemos a Dios quien es amor en Sí mismo y que cambiemos para convertirnos en Sus verdaderos hijos que están santificados.

Como dice 1 Juan 5:3, "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos", el significado original de todos los mandamientos es amor.

Por ejemplo, de entre los diez mandamientos Dios nos dice que no adoremos ídolos y que no usemos el nombre de Dios en vano, y estos no nos han sido entregados para ocasionarnos dificultades.

Si amamos y respetamos a Dios, naturalmente nos distanciaremos de tales pecados.

Tales personas nunca cometerán adulterio mientras tengan una esposa amada, y los hijos nunca deshonrarán a sus padres ni pronunciarán sus nombres en vano.

De igual forma, para tales personas, no hay motivo para que adoren dioses falsos ni ídolos porque ellos reverencian a Dios. Especialmente, nunca usarán el nombre de Dios en vano, a quien respetan y valoran mucho.

Esto también es igual para los mandamientos sobre nuestro prójimo.

Además, para aquellos que amamos, naturalmente no desearemos hacerles ningún mal.

No les haríamos cosas perversas como asesinato, odio, envidia, celos, llegar a juzgarlos ni condenarlos, o robar algo de ellos, etc.

Así que, si amamos a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ¡cuán fácil sería para nosotros guardar los mandamientos!

Hermanos y hermanas, el mismo principio aplica a la misericordia, la gracia y también el amor.

Si comprendemos la magnitud de la gracia de ser perdonados de nuestros pecados, también podremos perdonar las iniquidades de otros.

Si comprendemos la grandeza del amor que recibimos, también amaremos a los demás.

Yo espero que graben en lo profundo de su corazón el amor que Dios nos ha dado.

Al hacer esto, espero que amen a Dios primero por sobre todas las cosas y que amen a su prójimo como se aman a sí mismos.

Entonces, Dios los reconocerá como Sus verdaderos hijos y amadas hijas, y les permitirá experimentar Su amor más profundamente en Su gracia.

Oro en el nombre del Señor para que reconozcan lo ancho, largo, el peso y lo profundo de Su amor, y así cultiven también el perfecto amor en ustedes.

El versículo 13 dice, "En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu".

Es el Espíritu Santo quien testifica que Dios mora en nosotros.

Romanos 8:16 dice, "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios"

Ustedes creen en el Dios invisible y profesan que Él es su Padre.

Nunca vieron a Jesús que vino a esta tierra hace 2,000 años, pero pueden decir de lo profundo de su corazón que Jesucristo es su Salvador.

Aquellos que no han recibido al Espíritu Santo no pueden hacer tal declaración.

El Espíritu Santo en nosotros testifica sobre Dios y el Señor para que nosotros podamos creer.

Además, cuando vivimos por la palabra de Dios, es decir cuando guardamos los mandamientos y amamos a nuestros hermanos, sentimos paz y gozo.

Es decir, sentimos la llenura del Espíritu Santo.

Esta llenura del Espíritu es la evidencia que nosotros estamos morando en Dios.

Amados hermanos y hermanas, Dios es originalmente un solo Ser, pero se separó a Sí mismo en la Trinidad.

Esto se debe a que había algunas partes que el Hijo y el Espíritu Santo tenían que jugar durante el curso de la cultivación de la humanidad.

Para redimir a la humanidad manchada de pecado, Jesús tuvo que convertirse en su Salvador.

Fue debido al Espíritu Santo del santo Dios que puede morar en nosotros solamente después que Jesús nos ha redimido de nuestros pecados.

Nosotros podemos creer que Jesucristo es nuestro Salvador y Dios es nuestro Padre solamente después que el Espíritu Santo viene a nosotros.

Podemos verdaderamente creer que Jesucristo es nuestro Salvador y que Dios es nuestro Padre solamente después que el Espíritu Santo llega a nosotros.

El Espíritu Santo nos permite reconocer el amor de Dios Padre y nos permite creer en el reino espiritual.

Nos permite discernir entre el pecado y la justicia; reconocer que seremos juzgados por lo que hemos hecho; y nos da la fortaleza para vivir por la Palabra; estas son todas las obras del Espíritu Santo.

También es la obra del Espíritu Santo ayudarnos no solamente a conocer la verdad sino también a aplicarla a nosotros mismos y realmente cambiar nuestro corazón.

Por ejemplo, hay muchas falsedades en la conversación de los incrédulos.

Ellos frecuentemente hablan con lenguaje soez, y hablan sobre cosas obscenas y alardean sobre ellos mismos.

Murmuran, juzgan y condenan, y con facilidad difaman a otros por su apariencia o comportamiento.

Pero esas personas carnales que no han recibido al Espíritu Santo ni siquiera reconocen que ellos están hablando falsedades.

Pero después de recibir al Espíritu Santo, ellos cambian.

Reconocen que no es la voluntad de Dios el hablar ese tipo de cosas perversas, así que cambian su lenguaje.

Aquellos que solían hablar con lenguaje soez dejan de hacerlo.

Dejan de juzgar y de condenar, se apartan de la murmuración, la difamación y las mentiras. Ellos no solamente dejan de hacer esas cosas, sino que también desechan tales falsedades de su corazón.

En ocasiones, podrán hablar algunas cosas falsas debido a que aún no han desechado la carne.

En esta clase de situación, sienten el gemir del Espíritu Santo.

Ellos se sienten cargados y afligidos.

Así que, cambian su mentalidad una vez más pensando, "No debería haber dicho eso. Debo ser más precavido. Conservaré mi boca santa". Ellos oran intensamente y cambian.

Permítanme darle otro ejemplo. Incluso si ellos escuchan, "No busques tu propio beneficio sino el de los demás", "ama a tu enemigo", les es difícil practicar esa clase de palabras a menos que haya recibido al Espíritu Santo.

Ellos sienten que es correcto odiar a sus enemigos, y encuentran difícil buscar el beneficio de los demás porque piensan que sufrirán pérdida.

Pero el Espíritu Santo continuamente les enseña.

Él nos habla diciendo, "Hijo, hija, lo que acabas de hacer no es una conducta de alguien que ama a Dios; eso es buscar su propio beneficio. Busca el beneficio de los otros. Sacrifícate, ríndete y humíllate".

Si nosotros seguimos esta guía del Espíritu Santo y practicamos la verdad, esto significa que nosotros permanecemos en Dios.

Aquellos que permanecen en Dios eventualmente producirán el fruto del espíritu y del espíritu completo, y serán dignos de ser hijos de Dios.

Yo espero que ustedes también sigan la guía del Espíritu Santo en todo y que practiquen la verdad.

Al hacer esto, oro en el nombre del Señor para que permanezcan en Dios y Dios permanezca en ustedes.

 
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