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Mensajes > Domingo por la mañana |
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Title |
Diezmo Completo y Ofrendas(2) - Diezmo Completo y Ofrendas 2 |
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Speaker |
Rev. Jaerock Lee |
Pasaje |
Malaquías 3: 7-10 |
Date |
2008-12-21 |
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: Diezmo Completo y Ofrendas (2) : “Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa\; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. ”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Ésta es la segunda sesión sobre el diezmo completo y las ofrendas. En la sesión anterior, les compartí sobre el concepto y el origen del diezmo, y sobre el por qué debemos darlo.
El diezmo es darle el diez por ciento de nuestro ingreso a Dios.
Esto se estableció como una ley luego del Éxodo del pueblo de Israel.
Sin embargo, algunos afirman que el diezmo fue sólo una ley para los tiempos del Antiguo Testamento, y que hoy en día, no debemos guardarlo.
Claro está, que no tenemos que guardar todas las leyes del Antiguo Testamento igual que se hacia en aquellos tiempos.
Pero la intención, y lo que ella encierra en la Ley no debe desaparecer.
En Mateo 5:17 Jesús dice, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas\; no he venido para abrogar, sino para cumplir.”
Deberíamos cumplir más cabalmente la Ley en el Nuevo Testamento, y es verdad que podemos cumplirla más cabalmente en los tiempos del Antiguo Testamento.
Es decir, ya no tenemos la formalidad del cumplimiento de la Ley, pero sí entendemos el verdadero significado que encierra la Ley, y la guardamos con todo nuestro corazón.
Lo mismo sucede con el diezmo. No podemos simplemente abolir la Ley porque estamos en los tiempos del Nuevo Testamento.
En Mateo 23:23 Jesús reprende a los escribas y fariseos hipócritas.
Él les dijo, “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ”
Es decir, no sólo debemos dar el diezmo\; sino que también, tenemos que añadirle nuestro amor y disponer nuestro corazón para que se establezca como una ley.
Entonces, ¿cuál es el propósito de dar el diezmo? La principal razón de darlo es para expresarle a Dios nuestro amor y fe.
Anhelo que tengan este punto en mente y que escuchen el mensaje con la gracia de Dios.
En esta sesión, les explicaré más detalladamente el por qué recibimos bendición cuando damos el diezmo.
Oro en el nombre del Señor para que ustedes reciban mayor gracia y fortaleza a través de este mensaje, y abundantes bendiciones.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el diezmo es la manera de expresar que creemos que nuestro ingreso económico y todo lo material provienen de Dios, y que Él es soberano sobre todas las cosas.
Asimismo, mientras vivimos en esta tierra, también le ofrecemos nuestras cosas materiales a Dios como símbolo de la vida misma, para mostrarle nuestro amor por Él.
Después de todo, dar el diezmo es la acción que prueba que somos hijos de Dios\; juntamente con la acción de santificar el Día del Señor. Eso se debe a que el dar el diezmo está relacionado con el significado de la salvación.
Dios dice que no dar el diezmo es robarle. Si existe en nosotros la voluntad de robarle a Dios, entonces obviamente resulta muy difícil que seamos salvos.
Por supuesto, yo no estoy diciendo que esto se aplica a todos incondicionalmente. Él es el Dios de amor y justicia, quien considera la medida de fe de cada persona.
Los bebes recién nacidos son tan pequeños que ellos no pueden comprender que son alimentados y vestidos con el dinero de sus padres.
Lo mismo sucede con los nuevos creyentes, que acaban de aceptar al Señor, y que se encuentran en el 1er nivel de fe. Dios tiene en cuenta el hecho de que ellos aún no pueden discernir sobre esas cosas
Inclusive aquellos que están en el 2do nivel de fe intentan obedecer la Palabra, pero en ocasiones no lo logran. A pesar de que su obediencia no es perfecta, Dios considera el deseo de sus corazones de obedecer y los guía por el camino de la salvación.
Pero será muy difícil que halle salvación una persona en el 3er nivel de fe o aun más que no da el diezmo.
Es porque esas personas han estado escuchando la Palabra de Dios por un tiempo, y conocen con claridad la voluntad de Dios. Inclusive tienen que haber experimentado las bendiciones de haberle dado el diezmo y ofendas a Él.
Mas si aún así, no dan su diezmo, eso prueba que no tiene fe.
Claro que esto no significa que únicamente los que están en el 3er nivel de fe o más alto deben dar el diezmo\; las personas en el 1er y 2do nivel deberían hacerlo también.
En esta iglesia, ya les he hablado y explicado claramente sobre las verdades del diezmo.
De igual modo, ustedes han sido testigos de tantas pruebas y señales por las cuales pueden creer en la Palabra de Dios. Por lo tanto, hasta los que tienen una fe muy débil pueden dar su diezmo si tan sólo se disponen a hacerlo.
A pesar que su fe está al nivel de un niño, si ellos creen y obedecen la palabra, Dios ciertamente les permite dar buenos frutos.
¡Su promesa es tan certera que aún nos dice que lo probemos!
Algunos de ustedes han tenido que estudiar duro mientras se hallaban en el colegio porque se veían forzados a hacerlo por sus padres o maestros.
Y si a causa del duro estudio ustedes se vuelven exitosos, probablemente piensen que fue bueno haber escuchado a los padres y maestros, aunque en aquel momento no les hubiese gustado.
Aún algunos de ustedes pueden tener una fe tan débil como para comprender realmente el por qué es tan importante dar el diezmo completo.
No obstante, si ustedes obedecen, serán bendecidos. Luego sentirán que han hecho bien, Es así que si son creyentes nuevos, los animo a que se esfuercen por obedecer.
Hermanos y hermanas\; en realidad, Dios no nos está pidiendo el diezmo sólo por la salvación.
Dios nos está hablando acerca de esto porque quiere bendecirnos como Sus hijos amados.
Entonces, ¿Por qué recibimos bendición cuando damos el diezmo? Les explicaré los principios en detalle.
Hay personas que sostiene que no pueden dar el diezmo porque tiene un ingreso muy bajo o porque están sumidos en la pobreza.
Ahora bien, el diezmo no es exclusivo de aquellos que están bien económicamente. Si se hallan en pobreza, ustedes deberían darlo para que de esa manera puedan ser bendecidos.
Nosotros, los creyentes, debemos razonar conforme la verdad. No es cierto que vamos a tener mayores dificultades o que nos va a faltar si damos el diezmo. En realidad, es todo lo contrario. Nos falta, no nos alcanza debido a que no damos diezmo.
En el pasaje de hoy, Malaquías 3:9, Dios les dice claramente al pueblo de Israel, “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.
Cuando se escribe esta palabra, la nación de Israel había sido destruida por la invasión de los gentiles. Asimismo, el Templo había sido destruido y el pueblo llevado cautivo.
Pero luego un remanente de ese pueblo regresó a su tierra y reconstruyeron el Templo y los muros de Jerusalén.
Sin embargo, la vida para ellos seguía inestable y dura.
No podían esperar que les fuese bien en la cosecha, ni que floreciera el comercio en la región.
De ese modo, ellos podían ofrecer excusas tales como, “Fuimos invadidos y destruidos. No tenemos manera que convertirnos en prósperos"".
Mas Dios les dijo que todos esas afrentas eran la consecuencia de que toda la nación dejó de servir a Dios como se suponía. Dios dijo que la maldición que les había caído era el resultado de haberle robado a Él.
De la misma manera, la pobreza no nos viene simplemente porque seamos perezosos o porque estemos atravesando una mala racha. La pobreza, desde lo espiritual, es una consecuencia de la maldición que acarrea el pecado.
En términos generales, existen maldiciones espirituales y maldiciones físicas.
Las maldiciones espirituales son aquellas que conducen a nuestra alma a la muerte eterna\; o sea, al Infierno, como resultado de nuestro pecado.
Y las maldiciones físicas hacen referencia a las que son impuestas físicamente sobre la vida de una persona. La maldición de la pobreza es una de ellas.
Génesis 3:17 dice, “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él\; maldita será la tierra por tu causa\; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.”
Aquí, el termino “tierra” engloba “todas las cosas en este mundo”.
Ya que el señor sobre todas las criaturas, Adam, fue maldecido, todas las cosas que le pertenecían en la tierra también fueron maldecidas.
Es por ello que Romanos 8:22 dice, “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”.
Antes de la caída, el hombre podía comer del fruto que crecía naturalmente.
Pero ahora la tierra había sido maldecida y sólo producía espinas y cardos. Los hombres únicamente comerían el pan con el sudor de sus frentes.
Y el dolor de la pobreza también empezó en ese momento. Por lo tanto, podemos ser libres de la pobreza y disfrutar la verdadera prosperidad en la vida únicamente cuando somos redimidos de esa maldición.
Dando el diezmo, esa maldición se rompe, y las puertas de bendiciones se abren. Por lo tanto, decir, “Yo no doy el diezmo porque no me alcanza” es una total falta de fe.
Ahora bien, ¿de qué manera podemos ser redimidos de esa maldición dando el diezmo?
Lo primero para romper con esa maldición es aceptar al Señor Jesús como nuestro Salvador. El Señor nos redimió de la maldición del pecado al llevar la cruz en nuestro lugar.
Es decir, Él nos salvó de la muerte eterna. Además, Él también nos redimió de las maldiciones físicas, y una de ellas es la pobreza.
2 Corintios 8:9 dice, “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”
Para redimirnos de las maldiciones físicas, Él nació en un pesebre y siempre llevó una vida pobre. Por lo tanto, si aceptamos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal, seremos libres de las maldiciones físicas pero también de las espirituales.
Luego de aceptarlo, debemos guardar diligentemente Sus mandamientos. Sólo entonces podremos ser verdaderamente libres de las maldiciones.
En el pasaje de hoy, Malaquías 3:7 dice, “Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros...”
Entre esos mandamientos, Dios nos ordena que le demos a Él nuestros diezmos y ofrendas. Cuando reconocemos la soberanía de Dios sobre todas las cosas materiales dando nuestro diezmo completo y ofrendas, entonces podemos ser libres de las afrentas físicas y los pesares.
Si somos libres de las maldiciones y además, estamos en las condiciones físicas de cumplir con los normas de justicia, podremos recibir las bendiciones de Dios.
El enemigo, el Diablo Satanás, no tendrá de qué acusarnos, y debido a que hemos sembrado la semilla de bendición de acerado con la justicia, podremos cosechar su fruto.
Por otro lado, si no damos el diezmo, sino que le robamos a Dios, entonces seguiremos atados a esas maldiciones.
Por su puesto, que hay gente rica entre los no creyentes. Existen muchas maneras de acumular riquezas\; y a su vez, muchos son ricos fruto de su trabajo duro o debido a su gran capacidad.
Sin embargo, no podemos afirmar que eso sea verdadera bendición. Esa clase de poder adquisitivo es imperfecto\; no sabemos cuándo ha de acabar.
Existen personas que están muy bien económicamente\; aún así, sufren enfermedades, accidentes o problemas familiares. ¿Cómo podemos sostener que eso es verdadera bendición? Sobre todas las cosas, sus espíritus caerán en el Infierno y ¡cuán triste es eso!
Algunos miembros de la iglesia han visto con los ojos espirituales el castigo que reciben en el Sepulcro Inferior aquellos que no daban el diezmo.
Y los que mueren sin recibir salvación, recibirán el castigo de acuerdo a sus pecados en el Sepulcro Inferior.
Entre ellos, aquellos que no dieron el diezmo tendrán una etiqueta en su pecho que dirá ""Ladrón"".
Estarán atados de pies y manos a una silla, y serán apedreados o azotados con varillas de bambú por la misma clase de pecadores\; los pecadores que le robaron a Dios los diezmos.
Irán rotando, recibirán e infligirán castigo. El que está atado gritará y sangrará pero nadie tendrá misericordia de él. Si no son torturados entre ellos, lo harán los mensajeros del Infierno. Y luego del Gran Juicio, serán arrojados al lago de fuego y azufre y sufrirán aún peor.
Hay personas que se sienten cargadas al escuchar mensajes sobre el diezmo, y otros pueden interpretarlo de manera equivoca como si yo estuviese haciendo énfasis en el dinero.
Pero porque sé de las realidades miserables, no puedo evitar enseñarles como su pastor. Yo anhelo que ustedes reciban bendiciones.
¿Cuál es la razón entonces por la cual yo recabo aún un centavo y ayudo a tantas familias que atraviesan problemas económicos?
Es porque mi corazón se conmueve de tal manera de ver que hay miembros de la iglesia en dificultades.
Les ayudo con la esperanza de que su fe crezca rápidamente y así, reciban bendiciones. Yo conozco bastante bien sobre la pobreza.
Mientras estuve en mi lecho de enfermo por 7 años, y veía cómo mi deuda crecía como una bola de nieve, no tenía esperanza alguna.
Tenía que mandar a mi esposa al mercado, y no podía darle de comer ni vestir a mis preciosas hijas. ¿Cómo puedo expresar lo que sentía como cabeza de familia?
Mas desde que me encontré con el Señor, mi vida ha sido una cadena de milagros, como en un cuento de hadas. Fui sanado de todas mis enfermedades por completo. También he sido tan bendecido económicamente que puedo decir que soy una de las personas más ricas del mundo. Por supuesto, inclusive habiendo económicamente Señor, hasta que comencé a recibir bendición, hubo veces que tuve que trabajar en la construcción y vivir en un monoambiente.
Pero desde que me encontré con Dios, nunca he sentido el peso del gran monto de deuda, aunque no fue sencillo pagar todo el interés, sin mencionar además toda la enorme suma que había pedido prestada.
Aunque no tenía demasiado, era tan feliz por poder darle algo a Dios. Entonces, junto a mi esposa continuamos dándole, tanto como podíamos. Nunca cambiamos de actitud desde que conocimos al Señor, siempre hemos queridos darle todo lo mejor y mas preciado al Señor.
Y a medida de que Dios comenzó a darme, siempre estaba en el 1ero o 2do en las ofrendas. Antes que se abriera y la iglesia y después de abierta, siempre he sido quien más ha dado.
Mi sueño era ser un anciano rico de la iglesia, quien contribuyera al Reino de Dios y ayudara al pobre.
Pero Dios me dio mucho más que eso. Dios me ha dado abundantemente y me ha permitido cumplir con Su voluntas y providencia.
Parece una carrera de nunca acabar. Yo siempre trato de darle más, y Dios me devuelve 30, 60 ó 100 veces más.
¿No quisiera convertirse en una persona que es bendecida de esa manera?
En la próxima sesión, les explicaré en detalle de qué manera debemos dar el diezmo completo. .
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, a medida que los días pasan, la gente afirma cada vez más que los tiempos son difíciles. Y a medida que el día del Regreso del Señor se acerca, el flujo de la economía será de esta manera.
Pero es en estos tiempos, que los hijos de Dios podemos darle mayor gloria, y extender Su Reino.
Es el poder de la Fe en Dios lo que hace que posible lo que es imposible.
Dios nos muestras muchos testigos de fe en la Biblia y en la historia.
En los tiempos del Rey Acab, Israel adoraba ídolos y se había alejado de Dios. Esto causó tres años y medio de hambruna. Elías tuvo que esconderse de Acab y Jezabel que querían matarlo. En esta situación, Dios no envía a Elías a buscar algún hombre rico en Israel. Sino que en Lucas 4:26 vemos que, “pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón”.
Cuando Elías llega a Sarepta, la viuda le da lo que iba a ser la última cena para ella y su hijo, lo que iban a comer y luego morir, y lo hace con la última ración de harina y aceite.
Aún estando en semejante situación, esta mujer de fe sirvió al siervo de Dios, Elías, con todo lo que tenia, que era su vida misma.
Luego, Dios la hizo sobreabundar en bendición, ni la harina ni el aceite se le acabó hasta que hubo pasado la hambruna.
Espero que ustedes lleguen a obedecer con una fe como la de esta mujer, y así ser el regocijo de Dios.
¡Oro en el nombre del Señor que sus vasijas de aceite y bolsas de harina no dejen de estar llenas mientras estén en esta tierra, y que en el reino de los cielos disfruten de la gloria que Dios da para siempre!
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