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2016 Petición de Oración | Dios mide nuestra fe | Conferencia sobre 1 Juan

 
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Title
   la lectura de apocalipsis(88) - Apocalipsis 88    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   Apocalipsis 21:10-14
Date
   2009-01-30



Título: Sermón sobre Apocalipsis <88>
Escritura: Apocalipsis 21:10-14

Apocalipsis 21:10-14
[10] Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
[11] teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
[12] Tenía un muro grande y alto con doce puertas\; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel\;
[13] al oriente tres puertas\; al norte tres puertas\; al sur tres puertas\; al occidente tres puertas.
[14] Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.


Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Miembros de más de 8.000 iglesias filiales en los Estados Unidos de América, Canadá, México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Uruguay, Bolivia, Argentina, Chile, Japón, Mongolia, China, Taiwán, Tailandia, Vietnam, Filipinas, Malasia, Indonesia, Nepal, India, Sri Lanka, Pakistán, Israel, Palestina, Egipto, Sudán, Etiopía, Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi, Tanzania, Congo, Gabón, Angola, Botsuana, Suazilandia, Sudáfrica, Burkina Faso, Liberia, Costa de Marfil, Ghana, Nigeria, Reino Unido, Irlanda, Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Italia, Grecia, Rusia, Suecia, Estonia, Bielorrusia, Ucrania, Daguestán, miembros de los santuarios locales en Corea y miembros quienes están asistiendo a este servicio a través de la señal satelital e Internet, y televidentes de GCN TV.


En la Escritura de esta noche, vemos que el Apóstol Juan empieza verdaderamente a escribir acerca de la Nueva Jerusalén que había observado.

Primeramente describe la forma, el color, y el ambiente, junto con las puertas y las rocas de la fundación de la Nueva Jerusalén.

Debido a que les expliqué con gran detalle acerca de la Nueva Jerusalén en la reciente serie de sermones titulada “Cielo”, voy a pasar brevemente por las cosas que se repiten\; aunque si tuviese que explicar nuevamente de manera profunda acerca de la Nueva Jerusalén, aquellos que tienen plena esperanza del Cielo nunca se aburrirían de escucharlo otra vez.

Digamos que usted ha ahorrado dinero por décadas, y ahora usted está a punto de construir su nueva casa. Usted nunca antes ha tenido su propia casa, pero pronto la tendrá. Es más, usted está planificando construir una casa tipo palacio.

¿Qué tipo de esperanza tendría usted mientras espera diariamente la construcción de su casa?

El piso se ha nivelado, se han construido las bases, se han levantado los cimientos, y se ha colocado el techo. Usted se emociona aún más cada día mientras se realizan los trabajos internos, finalizando así el proyecto entero de construcción.

¿Puede usted sentir la emoción?

Si le es posible, usted intentará visitar el sitio de la construcción todos los días para ver cuánto se ha avanzado. Si usted no puede ir por alguna razón, usted deseará escuchar un reporte detallado, por minuto, sobre el progreso de la obra, por ejemplo:

“… Al momento, en la construcción de su casa se está trabajando en cosas tales como la instalación del material del piso, el cual es de mármol de tal y tal color, y hasta ahora la casa contará con varias habitaciones. Usted posiblemente quiera ver el color y textura de los marcos y el tapizado de pared, y también estamos plantando ciertas flores y variedades de árboles en su jardín”

De la misma manera que con su casa, usted deseará escuchar todo detalle\; soñará acerca del tipo de muebles que le gustaría poner en sus habitaciones. No obstante, si la casa pertenece a otra persona, usted no tendrá interés alguno en saber cómo se construyó aquella casa.

¡Lo mismo debe darse con respecto al Cielo!

Si usted cambia en verdad y corre hacia la Nueva Jerusalén, usted estará lleno de emoción al escuchar acerca del Cielo. En lugar de ser indiferente, usted anhelará conocer y escuchar más\; mientras más frecuentemente escuche, más feliz y agradecido llegará a ser.

Si usted se imagina su casa en el cielo, en la cual pronto entrará, podrá fácilmente superar las dificultades en esta tierra.

Yo ruego en el nombre del Señor, que usted reciba consuelo en su corazón a través de este mensaje, de modo que pueda recibir fortaleza para santificarse aún más y para llegar a ser más fiel.

Apocalipsis 21:10-11 dice: “Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.”

Si usted desea ver Seúl en toda su extensión, puede ir, ya sea a la Torre Nam-San o sobrevolar un avión y mirar hacia abajo. De igual manera, el espíritu del Apóstol Juan fue levantado por la inspiración del Espíritu Santo, y él pudo ver sobre toda la ciudad de la Nueva Jerusalén.

“Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto” no significa que hay una montaña en el Cielo desde la cual se observa completamente la Nueva Jerusalén. El Apóstol Juan utilizó esta expresión para que la gente de aquel entonces pudiese entender.

Él también dice que la Nueva Jerusalén tiene “la Gloria de Dios.”

¿Cuándo damos Gloria a Dios?

Nosotros lo hacemos cuando el poder de Dios se manifiesta en cosas que el hombre no puede realizar. Glorificamos a nuestro Dios cuando una enfermedad incurable ha sido sanada\; cuando los ciegos, los mudos, o los cojos recuperan su condición normal\; cuando un tifón o un huracán desaparecen mediante la oración\; o cuando llueve después de un período extenso de sequía.

También glorificamos a Dios cuando vemos que un hombre malvado acepta al Señor, llega a ser un buen hombre, desecha la maldad y el pecado, y llega a santificarse. El corazón de un hombre no llega a ser bueno mediante educación o aprendizaje.

Nos damos cuenta de que el mundo está cada vez más oscuro y que los corazones de las personas abarcan cada vez más maldad, a pesar de la moral y la ética que se les enseña en las escuelas. Además, no es posible para el hombre desechar la naturaleza pecaminosa de lo profundo del corazón y llegar a ser santificados solamente por su propia voluntad, sino que se hace posible solamente con la gracia y ayuda de Dios, y por el poder del Espíritu Santo.

Cuando nos vemos a nosotros mismos cambiados de nuestro pasado por la obra de Dios, nos llenamos de emoción y damos Gloria a Dios. Le damos Gloria también cuando las almas que estaban destinadas al infierno llegan a ser salvas y alcanzan el Cielo.

¡Cuando vemos aquella escena hermosa o misteriosa en carácter, alabamos la grandeza de Dios el Creador y le damos Gloria a Él!

En la Escritura de esta noche, el Apóstol Juan vio que la Nueva Jerusalén tiene la gloria de Dios porque Él observó lo mejor de toda belleza ahí. Toda la pared de la Nueva Jerusalén está hecha de jaspe del Cielo que no se puede encontrar en esta Tierra.

En otras palabras, la ciudad está completamente construida con perlas preciosas. La luz y la belleza de la ciudad son indescriptibles. Solamente al mirarla desde afuera usted se sorprenderá y le dará Gloria a Dios.

El Apóstol Juan dice: “Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima\;” esto es para describir su impresión general de la ciudad al observarla desde la distancia. Él describe la ciudad como si hubiese utilizado una cámara filmadora. Enfoca primero la ciudad entera en el lente desde la distancia, y luego mueve su cámara hacia la ciudad para mostrar sus detalles.

Él primeramente explica la visión global de la ciudad entera, y luego provee una descripción más detallada de la ciudad. Nos indica que la ciudad está hecha de una piedra preciosísima, y que es como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

El jaspe del Cielo tiene un color azulado, y es completamente diferente al jaspe de esta Tierra. El valor de una joya cambia tremendamente de acuerdo a la calidad de su materia mineral y de su arte. Por ejemplo\; incluso los diamantes tienen diferentes colores, naturaleza y diseños.

¿Cuán hermosas serán las piedras preciosas del Cielo que son trabajadas por Dios?

El jaspe del Cielo es blanco azulado, pero el color no es concentrado, sino que es muy claro y transparente. Es de un color azulado con un toque de cristalino claro.

Dios dijo que, para hacer la mejor comparación con las cosas de esta Tierra, es como la luz azulada brillante que se refleja cuando el resplandor del sol irradia sobre olas de agua muy clara. Al observar esta luz azulada, se puede sentir la claridad y pureza sin defecto\; se puede sentir la honestidad y justicia de Dios.

Cuando el Apóstol Juan observó esta hermosa pared de jaspe, naturalmente dio Gloria a Dios por su belleza y esplendor. Cuando la escritura dice “Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal,” nos ayuda a entender el tipo de vida que viviremos en el Cielo.

Se trata de una vida espiritual que el hombre no puede imaginar. Usted vivirá una vida gloriosa y milagrosamente maravillosa, que no se puede comparar con la vida que vivimos en esta Tierra. Además, el jaspe espiritual conlleva el significado de “fe.”

De la misma forma en la que usted construye una pared alta, ladrillo sobre ladrillo, la ciudad de la Nueva Jerusalén es la ciudad en la que usted puede entrar al pasar por cada nivel de fe y alcanzar el quinto nivel, el cual es el nivel más alto de fe.

Es por eso que Dios ha hecho de jaspe la pared de la Nueva Jerusalén.

Apocalipsis 21:12 dice: “Tenía un muro grande y alto con doce puertas\; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.”

Existen 12 puertas, y en las puertas están 12 ángeles que son como guardias. Nadie puede atreverse a traspasar a la Nueva Jerusalén, sin embargo, los ángeles aguardan a sus puertas\; la razón de esto es la de revelar la Gloria de la Nueva Jerusalén.

Cuando los soldados que visten uniformes bien presentados están resguardando solemnemente el frente del palacio o del castillo, podemos sentir el poder del propietario del castillo o de la familia real que reside ahí. El Trono de Dios el Creador está localizado en la Nueva Jerusalén, y los hijos más amados de Dios viven ahí.

Cuando ángeles tan dignificados resguardan la ciudad, se revela la autoridad de Dios y la autoridad de los santos que viven en aquella ciudad. Adicionalmente, los ángeles resguardando la ciudad demuestra el orden del Cielo, el cual opera de acuerdo a la justicia estricta y de manera ordenada, sin ningún error.

Si el Cielo no funcionase con orden y dominio propio, nunca se vería tan hermoso y feliz, sin importar cuán espléndida sea su decoración. Por cierto, a pesar de existir una justicia y orden estrictos, no significa que los santos son obligados a permanecer con algún tipo de fuerza. Pues, ya que entienden que la justicia es apropiada y correcta, obedecen desde el fondo de sus corazones.

Por ejemplo\; al ver a otros santos quienes tienen cargos superiores, no son obligados a inclinarse ante ellos. Tienen sincero respeto y amor por ellos, y por eso los sirven con gozo y amor. Asimismo, es posible que los santos en una de las diferentes moradas del Cielo visiten la Nueva Jerusalén, de acuerdo al orden establecido para ellos.

Cuando se realice una fiesta en la Nueva Jerusalén, no todos los santos del Cielo podrán reunirse. Solamente aquellos que sean invitados asistirán a la fiesta en el momento designado, y tendrán una silla preparada para ellos.

Por supuesto, incluso si no hubiese ángeles resguardando las puertas, los santos de las diferentes moradas del Cielo no podrán visitar la Nueva Jerusalén libremente ni cuando lo deseen. Debido a que existe una inmensa diferencia en la luz de Gloria, ellos no podrán ingresar sin autorización.

No obstante, ya que está especialmente resguardada por ángeles, se demuestra que el Cielo está administrado en acuerdo con el orden perfecto.

Apocalipsis 21:13-14 dice: “al oriente tres puertas\; al norte tres puertas\; al sur tres puertas\; al occidente tres puertas. Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.”

Debido a que la altura, el ancho, y el largo de la ciudad de la Nueva Jerusalén son iguales, ésta tiene la forma de un cubo. Dios construyó la ciudad con forma de cubo para revelar la perfección y orden del Cielo\; y significa también que todas las personas que serán salvas vendrán de todas las direcciones e ingresarán en la ciudad.

Es por eso que la ciudad tiene 3 puertas en cada lado, con un total de 12 puertas, y los hijos escogidos de entre todas esas personas entrarán a la ciudad a través de esas puertas.

Entre las 12 puertas, ¿a través de cuál de ellas entrará cada persona en la Nueva Jerusalén? Esto depende de las características de su fe y del olor grato de sus corazones.

La Escritura de esta noche dice que los nombres de las 12 Tribus de Israel estarán escritos sobre las 12 puertas, y que los nombres de los 12 Apóstoles del Cordero, los 12 discípulos de Jesús, estarán escritos sobre los 12 cimientos. Esto implica la forma en que Dios el Padre ha cumplido y ha concluido la promesa de salvación.

Permítanme explicarles brevemente esta promesa\; Dios creó a Adán, el antepasado de toda la creación, y a Eva, para obtener hijos verdaderos. Pero ellos cometieron pecado y fueron expulsados del Jardín del Edén. Desde ese momento, los seres humanos tuvieron que trabajar duro, sudar, y cultivar la tierra para comer de ella.

Eventualmente fueron muriendo, y sus cuerpos, los cuales fueron creados del polvo, regresaron al polvo, y sus almas cayeron al infierno de la muerte. Para poder salvar a la humanidad que estaba en el camino hacia la muerte, Dios reveló una promesa asombrosa.

Cuando llegó el momento apropiado, Dios llamó a Abraham, el antepasado de la fe, y estableció a su pueblo escogido a través de los descendientes de Jacob, el nieto de Abraham. Dios le dio su promesa a Abraham, según está escrito en Génesis 22:17.

Le dijo: “de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar\; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.”

De acuerdo a esta palabra, Dios estableció un país y una nación de pueblos provenientes de los descendientes de Abraham, y en el país que Dios escogió para el nacimiento del Mesías, quien quebrantaría toda autoridad de la muerte y salvaría a la humanidad, Jacob(Su otro nombre es Israel) tuvo 12 hijos, y las 12 Tribus de Israel se establecieron por ellos.

A través de ellos se estableció una nación de Dios y se proclamó la Ley. La Ley del Antiguo Testamento es la sombra del Mesías, Jesucristo, del Nuevo Testamento. Donde hay una sombra, debe haber un cuerpo, y de la forma en que el cuerpo es un solo ser con la sombra, el Antiguo y el Nuevo Testamento llegan a ser como uno solamente.

La Ley del Antiguo Testamento profetizó al Mesías que habría de venir, y aquel Mesías vino en los días del Nuevo Testamento, completando así la Ley. Jesucristo cumplió la Ley con amor al ser crucificado en la cruz, y dejó el Evangelio para sus discípulos.

Él llamó a 12 discípulos, los hizo testigos del Señor para los lugares más remotos de la tierra, y les permitió establecer el Reino espiritual de Dios. Las 12 Tribus que establecieron el país de Dios en el Antiguo Testamento son importantes, y la Ley que era proclamada entre ellos también es importante.

Sin embargo, el Nuevo Testamento, en el cual se cumplió la Ley, y los 12 discípulos, quienes establecieron el Reino espiritual de Dios, son más importantes.

Estos discípulos guardaron la palabra de Dios, la enseñaron, e hicieron que los demás practicaran la palabra\; ellos son como los cimientos de la Nueva Jerusalén. Por cierto, entre los 12 cimientos, existe uno que es inusual. Entre los 12 discípulos, Judas Iscariote traicionó al Señor y escogió el camino de muerte a pesar de haber sido seleccionado como un discípulo de Jesús.

Más tarde Matías fue escogido y reemplazó a Judas Iscariote para desarrollar su rol de discípulo. El cimiento con el nombre de “Matías” tiene un significado especial que lo separa del resto de cimientos. Este incluye no solamente el nombre de Matías, sino también de todos los siervos que Dios ha utilizado desde la resurrección y la ascensión del Señor.

Los 12 discípulos desarrollaron sus ministerios de acuerdo al orden del Señor, y muchos siervos de Dios han recibido la batuta del Evangelio y ha cumplido el reino de Dios. En una carrera de relevos en este mundo, no solamente el primer atleta, sino cada uno de los que recibe la posta es individualmente importante, pues ganarán la carrera solamente si todos los atletas la corren bien.

Después de los 12 discípulos, muchos siervos de Dios han sido llamados, han cumplido la promesa de Dios, y han construido la Nueva Jerusalén. Asimismo, aquellos siervos quienes han participado en cumplir la promesa de Dios podrán disfrutar de gran Gloria al igual que los 12 discípulos, cuyos nombres están escritos en los cimientos.

No obstante, no todos los siervos u obreros de Dios podrán ser honrados como parte de aquellos, pues deben merecer el título de apóstoles. En otras palabras, deben tener un corazón correcto ante Dios. Estos son aquellos que obedecen al punto de entregar sus propias vidas, y quienes practican la verdad por completo\; son aquellos que aman a Dios más que a sus familias, parientes, o vidas, y quienes no insisten en sus propias ideas.

Jesús dijo en Mateo 10:37: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí\; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.” Dijo también al discípulo cuyo padre acababa de morir: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.”

Por supuesto que estas palabras no significan que los hijos de Dios no deben asistir al funeral de su padre biológico. Los muertos, refiriéndose a aquellos cuyo espíritu está muerto, se enfocan en las obras que pertenecen al mundo. Pero los obreros de Dios piensan más en las obras espirituales que en las obras de la carne\; sus corazones siempre deben estar en el Reino de Dios.

Como está escrito en 2 Timoteo 2:4 que dice: “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado\;” sus asuntos personales no deben interferir con la obra de Dios. Asimismo, aquellos que han cumplido todos los requerimientos, podrán tener su lugar junto al de los 12 discípulos.


Amados hermanos y hermanas en Cristo,
La Nueva Jerusalén está construida no solamente sobre el amor, sino también sobre justicia estricta.

Cuando las personas escuchan las palabras “amor” y “justicia”, les agrada la palabra “amor”, pero les desagrada la palabra “justicia,” se sienten agobiados con ella. ¡Pero el amor sin justicia no brilla mucho!

Esta justicia no es algo atemorizante y difícil\; esta juega el rol de ser el marco básico de referencia que hace más completas y hermosas a las personas. Para un mejor entendimiento, consideremos esta ilustración:
Los padres que son verdaderamente sabios no hacen lo que el hijo quiere de manera incondicional solamente para complacerlo por ser muy precioso.

Un niño quizás tenga en alta estima a sus padres porque le dicen solamente “Sí” a todos sus deseos. No obstante, una vez que haya crecido y madurado, se dará cuenta de que eso no era amor verdadero. Por supuesto que la expresión de amor de parte de los padres para hacerle sentir su amor al hijo es muy importante, pero al mismo tiempo, los padres deben enseñar a sus hijos lo que deben y no deben hacer\; aunque a veces sea algo doloroso, ellos deben corregirlo con firmeza.

Solamente de ese modo, el niño podrá tener dominio propio\; crecerá como un buen individuo y será reconocido fuera de su hogar. Adicionalmente, ¿qué tipo de persona escoge usted como su líder?

No debe elegir a alguien solamente porque es gentil y pacífico con los demás, o por su buena personalidad. El líder debe estar capacitado para discernir la verdad entre lo bueno y lo malo, y debe estar listo para entender cuándo iniciar o cuando detenerse.

Si tiene un corazón que es gentil y que no lastima a los demás, quizás tenga una mentalidad pacífica hacia otras almas\; no obstante, la justicia debe combinarse con la mansedumbre, solamente así podrá liderar a otros hacia la verdad, y darles verdadero descanso espiritual.

Cuando la verdadera mansedumbre se combina con la justicia, éstas pueden unirse para formas el atributo de la virtud. En este contexto, cuando la mansedumbre significa amor, la virtud significa justicia.

Por supuesto, aquellos que carecen de amor con fuerte auto justicia, quizás se vean fríos y severos, e incluso quizás sufran personalmente. No obstante, la justicia que se combina con mansedumbre y amor puede hacer que un hombre sea más noble de carácter y más hermoso en su gracia.

En lugar de hacer difícil la vida de los demás con su justicia, ayudará a los demás a discernir la luz de la oscuridad, por consecuencia, les proveerá de gozo espiritual. Este tipo de principios se incluyen en la Nueva Jerusalén.

La Nueva Jerusalén es un lugar que está lleno del amor de Dios\; es un lugar con sobreabundancia de libertad, felicidad y paz\; al mismo tiempo, la personalidad justa de Dios está marcada en todos sus lugares.

La pared no está hecha de forma áspera y rígida, sino que es un cubo recto, nivelado y exacto cuyos lados han sido establecidos por Dios desde el principio de los tiempos. La promesa de salvación está contenida en el tamaño de la pared, las 12 puertas, y los 12 cimientos.

Todas las casas construidas dentro de la ciudad tienen diferentes significados y testimonios en sus materiales, tamaños y formas. Los santos viven dentro de las casas a una escala de grandeza, pero con moderación.

Debido a que la Nueva Jerusalén está equipada con esta justicia, su Gloria es grande, y por eso los santos en ella pueden vivir vidas más felices y más gloriosas.

Yo anhelo, amados hermanos y hermanas en Cristo, que lleguen a entender el corazón de Dios el Padre. Anhelo que ustedes reflejen el corazón perfecto de Dios en justicia y amor, y que sean aptos para entrar en su Santa Ciudad tan pronto como puedan.

Además, ruego en el nombre del Señor Jesucristo, que de la manera en que los nombres de los discípulos están escritos sobre los 12 cimientos, ustedes logren desarrollar grandes obras para que puedan permanecer en esta gloria indescriptible.

[Amén]

 
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