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2016 Petición de Oración | Dios mide nuestra fe | Conferencia sobre 1 Juan

 
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Vigilia de Viernes
Title
   Fe - Servicio Devocional de la Misión Luz y Sal    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   Romanos 12:3
Date
   2009-05-01



Lectura Bíblica

Romanos 12:3
"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno".

Prólogo

Se necesita una fe perfecta para glorificar a Dios como la luz y sal al mundo.

Mensaje

Como poseer una fe perfecta

1. ¡No sea impaciente!
- Anhele tener una fe grande, examine y cambie su ser.
- Hay diferencia entre un corazón que anhela y un corazón que es impaciente.
- Cuando usted es impaciente, no puede ser lleno del Espíritu Santo pero sí puede desalentarse en los pensamientos de la carne.
- La paciencia se desarrolla cuando usted confía en Dios y cambia su ser paulatinamente.
2. Tiene que ser fiel, tanto a la Palabra de Dios como a la oración
- Usted no debe dejarse oprimir por la Palabra de Dios, sino que debe comprender el amor de Dios que le permite descubrirse a uno mismo y ser cambiado a través de la Palabra.
- Usted debe orar en plenitud, y recibir fortaleza al sentir el corazón de Dios.
3. No debe sentirse desalentado al compararse con otras personas
- Si el amor de Dios llena su corazón completamente, podrá ser generoso con todos y regocijarse con la verdad.

Conclusión

Yo ruego que los devotos confíen en Dios, quien los llamó y ha estado perfeccionándolos para que, en un acto de amor, posean una fe perfecta y den la gloria a Dios.

Amados hermanos y hermanas en Cristo,

Le doy todas las gracias y gloria a Dios el Padre, quien ha bendecido este Servicio Devocional de la Misión Luz y Sal del 2009. También le doy las gracias a los devotos los cuales han preparado este servicio con todo su corazón, deseo y sinceridad.

Queridos devotos,
Los padres les dan un nombre a sus hijos ya que los aman y tienen expectativas para ellos. Fue igual cuando se le dio el nombre de Luz y Sal a la misión. Este nombre incluye el corazón y la esperanza de Dios, quien desea que ustedes se conviertan en la verdadera luz y sal.
Normalmente se dice que no es fácil compartir el evangelio en los grandes almacenes, restaurantes y trabajos de reparto. Pero mirándolo desde otro punto de vista, ¡qué gran bendición es que usted haya encontrado al Señor en una situación tan difícil!
Usted no ha ganado sólo la salvación, sino que a través del evangelio de santificación y la manifestación de las obras poderosas de Dios también ha llegado a tener esperanza de la Nueva Jerusalén.
En medio de aquella gran gracia ustedes deben volverse la luz que brilla en la oscuridad del mundo y tomar el papel de la sal para el mundo. Ustedes deben emanar la fragancia de Cristo y proporcionar vida a las muchas almas a su alrededor. Para hacer esto primeramente tienen que pararse firmemente en la fe verdadera.
Cuando ustedes viven una vida digna de ser hijos de Dios, con fe verdadera en cualquier circunstancia, Dios estará con ustedes en todo momento. Así como Dios hizo que José prosperara dondequiera que él estaba, Él le garantiza lo mismo y lo guiará por siempre.
De esta manera las personas alrededor reconocerán a Dios sólo viendo la imagen que ustedes proyectan. A aquellos a quienes les ha sido asignado este deber precioso, Dios les da el mensaje con el título "Fe". El tipo de fe que Dios anhela que tengan es la fe perfecta y espiritual. Es la fe que está llenándose con la plenitud de Cristo.
A través de la predicación de este mensaje yo deseo que ustedes se examinen así mismos y que desarrollen su fe hasta un nivel más alto, y ruego en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que al finalizar posean una fe completa para convertirse en la luz y sal para el mudo.

Mensaje

Apreciados devotos, hermanos y hermanas en Cristo,
A fin de alcanzar la plenitud de la fe perfecta que agrada a Dios, en primer lugar, no deben ser impacientes. Muchas personas profesan su fe en el Señor, pero cada uno de ellos tiene diferentes medidas de fe. Cuando una persona acepta al Señor por la primera vez, este recibe salvación y su fe empieza a crecer.
Al principio, la fe de una persona es el primer nivel de fe, que es como ser un bebé recién nacido, al crecer y llegar a ser niño es como el 2do nivel de la fe. El 3er nivel de la fe es como la de un joven adulto, y los niveles 4to y 5to de la fe son como la fe de ser padres. Una persona no puede poseer una fe "perfecta" desde el principio.
La fe comienza a madurar en el 1er nivel y lo hace a la magnitud que uno descubre y hecha fuera el mal y el pecado al santificarse. Pasando del primer al segundo nivel y así sucesivamente, se puede alcanzar el nivel de una fe perfecta. Por supuesto, cada individuo es diferente en el crecimiento de su fe. Algunos creyentes pasan cada nivel rápidamente, mientras que otros lo hacen más despacio.
¿A qué nivel pertenece su fe? Algunos de ustedes quizás digan: "Mi fe está creciendo y está madurando bien". Otros dirán: "El crecimiento de mi fe es tan lento comparado con los largos años de mi fe", y se sienten afligidos por esto. Pero lo más importante es que ustedes tienen que estar seguros que su fe alcanzará el nivel completo de la fe.
Si su fe ha crecido en una forma lenta hasta ahora, todo lo que usted tiene que hacer es acelerar sus pasos de fe. Tiene que esforzarse por alcanzar la meta en su medida de fe, tiene que buscar la gracia de Dios y practicar la verdad diligentemente. Hay una diferencia entre anhelar una fe mayor y ser impaciente para ganarla.
Algunos creyentes son impacientes y se apenan después de mirar atrás y examinar su fe. Están preocupados diciendo: "algunos años ya han pasado, y yo soy un obrero de la iglesia, pero he logrado tan poco. ¿Por qué no ha crecido mi fe de forma consistente junto a mi deseo?" Un corazón impaciente es un estorbo en el crecimiento de la fe.
A fin de descubrirse a sí mismo y echar fuera la impaciencia, en primer lugar, ustedes deben comprender lo que son sus vidas a través de la inspiración del Espíritu Santo. Deben estar dispuestos a recibir gracia y fuerza para echar fuera su "ego".
Si ustedes son impacientes los pensamientos carnales se apoderarán de ustedes. Entonces no podrán oír la voz del Espíritu en sus corazones, se sentirán apenados por la presión de cambiar, pero no podrán llegar a la realización personal que involucra su "ego".
Incluso cuando encuentren sus puntos débiles, sienten la presión y sufren ya que no obtienen la fuerza para desecharlos. Sus mentes se ocupan con varios pensamientos como "tengo que desechar esto rápidamente" y "tengo que cambiar eso". Ustedes no tendrán paz en su corazón, y tropezarán pensando "yo no puedo sobrepasar este nivel".
El pasaje bíblico de hoy en Romanos 12:3 dice: "...que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno".
Tanto la fe espiritual como la gracia y la fuerza para la santificación son dadas por Dios. Ustedes no lograrán que su fe crezca con el deseo ferviente de lograr una meta o con celo impaciente, pues tienen que entregar todo ante Dios y establecer primero las cosas más fundamentales.
Algunas de estas cosas básicas constituyen el adorar a Dios en Espíritu y en verdad, sin pensamientos ociosos o sin sentido; la oración sin cesar, con fervor y seriedad; las alabanzas a Dios meditando profundamente en cada verso a través de la inspiración espiritual; y la lectura de un capítulo así como la memorización de un verso de la Biblia todos los días. Todas y cada una de estas son cosas básicas, pero son muy importantes.
Cuando estas cosas básicas se construyen, también se establecerá una fe grande. Pero si ustedes son impacienten quizás tomen la práctica de estas cosas básicas a la ligera. No deben impacientarse esperando tener una mayor fe inmediatamente. Si usted lo hace quizás empiece a pensar: "¿Por qué no puedo hacer esto?" y ya no guardará estas cosas básicas.
Deben buscar la gracia de Dios desde de lo más profundo del corazón y deben poner las cosas más pequeñas en acción por la fe. Tienen que pedir la gracia y la fortaleza de Dios para que puedan desechar las cosas que no deben hacer, y por otro lado, lograr hacer las cosas que no les era posible hacer, de esta manera puede hacer que hoy sea mejor que ayer, y mañana mejor que hoy.
Lucas 11:13 dice: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?"
Incluso los padres que son malos desean dar cosas buenas y necesarias a sus hijos. Entonces, ¿cómo podría nuestro Dios Padre bueno y amoroso quitar Su rostro de Sus hijos quienes seriamente claman a Él? ¡Cuánto más Él hará cuando Sus hijos piden Su fuerza con un corazón anhelante de la santificación y glorificación de Dios a través de una fe grande!
Yo quiero animarle una vez más a que comprenda el corazón de Dios que abunda en amor. Por favor recuerde todos los momentos cuando Dios lo cuidó durante mucho tiempo y lo guió a esta iglesia. Aunque las mujeres al cuidado de sus hijos quizás se olviden de ellos, nuestro Dios Padre nunca se olvidará de ustedes. Él los guarda y los protege como la niña de Sus ojos.
Este buen Dios Padre los ha traído aquí, hasta este punto, y los está guiando a la Nueva Jerusalén. Si ustedes realmente sienten este amor de Dios, el cambio no les será una carga pesada.
Permítanme darles una ilustración. Cuando un niño está en peligro, su madre querrá rescatarlo sin discernir el peligro al cual se está enfrentando aunque este sea fuego o agua. La madre no se detiene para pensar diciendo: "Esto parece peligroso y difícil, pero no puedo evitarlo porque se trata de mi hijo", o "Si me es necesario me sacrificaré para salvarlo". Ella no duda en sacrificar lo que sea, sino que se enfoca en salvar a su hijo.
Con amor nada es difícil, pues el amor es una fuerza motriz que nos impulsa a hacer algo de buena gana, y no forzadamente. El anhelo de su corazón por el Espíritu crecerá naturalmente a la medida en que sienta el amor de Dios el Padre y lo ame. Ustedes nunca retrocederán ni sentirán que les es una carga pesada al pensar: "yo tengo que cambiar y mejorar mi fe porque amo a Dios el Padre".
Muchos de ustedes han visto o escuchado de qué manera he llevado mi vida de fe cada día desde el momento que recibí al Señor. De hecho, mi familia y aquellos que sirven de manera más cercana a mí conocen que por largos años he soportado todo de una forma más paciente que nunca antes.
Yo no soy de piedra, ni tampoco soy de hierro. Pero he llevado una vida muy insoportable día a día en este cuerpo humano de carne y sangre. Pude sobreponerme con mayor facilidad cuando se trataba de personas malas que no conocían la verdad, quienes se oponían a Dios y al engrandecimiento de Su Reino.
Pero al encontrar a mi preciosa congregación caminando por el camino de la muerte, aquellos que yo estaba guiando a la Nueva Jerusalén y por los cuales he clamado con todo mi corazón y con todas mis fuerzas, me era muy difícil superar esa realidad.
Derramaba muchas lágrimas cuando veía esas almas ser abrumadas al cometer pecados imperdonables. Me apené al punto que no podía alzar mi rostro ante Dios el Padre, pero me arrodillaba ante Dios porque tenía que animarlos nuevamente. Durante ese largo período de tiempo, en ciertos momentos me sentía tan agotado que me debilitaba. Yo temía leer o escuchar más casos acerca de su pecado, y durante un período corto me sentía con el deseo de tomarme algún tiempo a solas del resto. Sin embargo, nunca he vivido mi vida sintiéndome obligado o estresado. Este camino jamás ha sido una carga para mí.
Yo amo mucho a Dios, y mi congregación es muy preciosa para mí. Por eso yo tomo este camino con gozo, de buena gana, y con firmeza. A veces todas las fuerzas de la vida se me agotan y siento que ya no puedo más, pero Dios el Padre me da Su consuelo y al ver a algunos miembros arrepintiéndose y cambiando de corazón me animaba una vez más.
¡Este es el poder del amor!

Amados devotos, hermanos y hermanas en Cristo,
Dios los llamó y los sostiene hasta el fin, hasta que ustedes entren en la Nueva Jerusalén. Yo deseo que ustedes sientan el amor profundo de Dios quien los ha traído hasta aquí. Les pido que anhelen fervientemente ser fortalecidos por el poder del Espíritu Santo y que alcancen el nivel de fe que Dios anhela de ustedes por Su amor.
En primer lugar, por favor examinen con cuánta seriedad han tenido presente la Palabra en sus mentes al escuchar los mensajes, y con cuánta pasión se han esforzado por practicarlos. Y si ustedes se esfuerzan por practicar cada palabra de parte de Dios con un corazón nuevo, nuevamente recibirán la llenura del Espíritu Santo y gozo. Entonces, sentirán más profunda y claramente el amor y el cuidado tierno de Dios quien los lleva paso a paso en el camino a la santificación.
Ustedes no insistirán en guardar sus normas, pensando: "¡Con mi vida pasada de fe yo debía haber logrado tanto!" Por el contrario, serán encaminados hacia un nivel mayor de fe, paso a paso, según la guía de Dios.

Apreciados devotos, hermanos y hermanas en Cristo,
Para alcanzar la medida llena de fe, deben ser fieles en la Palabra y en la oración. Les he dicho asimismo que no sean impacientes para que logren poseer una fe completa. ¿Entonces cuál es la razón por la que son impacientes?
Es porque siempre han escuchado y aprendido sobre las profundidades del reino espiritual, pero cuando ven su fe presente, la que ha cumplido la Palabra mucho menos de lo esperado, sienten un deseo de cambiar, pero no tiene la fuerza para hacerlo por sí mismos. Pues les he dicho que para recibir la fuerza para cambiar por la Palabra, tienen que comprender el amor de Dios.
Pueden encontrarse a sí mismos en Su amor y ganar la fortaleza para caminar en la verdad un paso a la vez. Para comprender ese amor de Dios, es necesario que la Palabra de Dios y las oraciones vayan de la mano. Sólo a través de la Palabra se puede comprender lo que es la fe completa, y a través de esto se puede descubrir el estado de la fe, comparada con la fe completa, y cómo cambiar.
Ustedes han escuchado muchas palabras desde el pulpito, pero sin oración, no importa cuántas palabras de Dios oiga, no podrán comprender la Palabra ni aplicarla en sus vidas, y aunque hayan comprendido la Palabra, sentirán una carga con respecto a ella debido a que no tienen la fortaleza para desechar sus pecados.
Cuando oran y reciben la Palabra de Dios, digiriéndola como si fuera pan, la comprenderán en bondad. En la palabra de Dios ustedes pueden sentir el amor de Dios quien los ayuda a comprender y a cambiar.
La razón por la cual Dios enseña a Sus niños la verdad no es para cargarlos ni amonestarlos siempre que cometen un pecado. Más bien es para llevarlos a la luz y bendecirlos con cosas buenas, y finalmente para llevarlos a mejores lugares en el cielo.
Dios da a cada uno una fe mayor cuando se obedece diligentemente según la medida de fe de cada uno, y Él les da cosas mejores tanto en la tierra como en el cielo. ¡Este es el amor de Dios!
Si usted recuerda esto, sus oraciones serán diferentes. No se arrepentirán forzadamente ni dirán: "Me equivoqué. Perdóname". Usted no orará por obligación diciendo: "Permíteme despojarme de esto y desechar aquello".
¡Padre! ¡Yo te amo! ¡Yo te doy gracias! ¡Tú me creaste, Tú me cuidas, Tú me das cosas buenas y me guías! ¡Mi precioso Padre! ¡Mi Padre digno de recibir mi agradecimiento! Yo espero que por causa de mi amor, yo llegue a ser completo según Tu voluntad.
"Permíteme despojarme lo más pronto posible de todas las cosas que aún no he desechado, y permíteme ser un gozo para Tí. Añade de Tu gracia y fuerza en mí según Tu amor para que yo pueda ser atraído más cerca de Tí". Así, ustedes ofrecerán oraciones de gozo e inspiración.
Yo espero que ustedes sientan el amor de Dios profundamente y que logren una fe más completa todos los días en oración.

Queridos devotos, hermanos y hermanas en Cristo,
En tercer lugar, para alcanzar la medida llena de fe, no deben desalentarse al compararse con las demás personas. En el mundo todo parece bonito para aquellos que se enamoran. Sus corazones están llenos de felicidad y pueden tratar a cualquiera con generosidad y con una medida de bondad.
¡En lo espiritual sucede lo mismo! Si sus corazones están llenos con el amor de Dios, no hay ninguna razón para que ustedes se comparen con los demás.
Debido a que están corriendo la carrera de la fe seriamente con la certeza de que Dios los ama y con el amor de ustedes para Él, tienen la generosidad para compartir amor con todos. Pero si ustedes no sienten este amor, pondrán su mirada en otras cosas.
Si al compararse con los demás se sienten que van delante de ellos, sentirán consuelo; pero si sienten que los demás están por delante, se sentirán desalentados. Pueden pensar: "Esa persona está mucho más adelante porque empezó su vida de fe más temprano que yo. ¿Cuándo poseeré esa fe?"
O puede estar afligido y desalentado pensando: "Esa persona vino después que yo a la iglesia, pero creció rápido para ser un obrero de la iglesia porque su corazón es tan bueno. Yo llegué a la iglesia antes que ella, pero estoy en este nivel porque mi corazón no es tan bueno".
Aquellos que se esfuerzan en su medida de fe piensan en todo con bondad. Cuando ven a una persona que tiene una fe mayor que la de ellos, piensan con gratitud: "Estoy tan agradecido que tal obrero logra tanto en el Reino de Dios, por eso él es un buen ejemplo a seguir". Ellos agradecen y se gozan incluso por las personas que llegaron a la iglesia después pero cuya fe es mayor que la suya.
Lamentándose dentro de sí piensan: "¿Por qué he logrado tan poco?", pero este es un pensamiento sin sentido y carnal.
Permítanme darles un ejemplo; Si alguien dice: "Su hija es bonita como usted", la madre se siente muy feliz. Ahora si alguien dice, "Su hija es mucho más bonita que usted", ¿se sentirá ofendida la madre?
¡Por supuesto que no!
Si las personas a quienes amamos son reconocidas y recomendadas, nunca daremos lugar a pensamientos negativos porque no haber sido reconocidos en lo personal. Por el contrario, ustedes se sentirán tan felices como si ustedes mismos hubiesen sido reconocidos. De este modo, si llenan sus corazones con el amor de Dios, podrán tratar a las personas a su alrededor con amor.
Todo lo que tienen y pueden hacer es correr la carrera de la fe celosamente con el amor de Dios y creer ciertamente que podrán alcanzar una fe completa. Cuando las demás personas vayan delante de usted, puede agradecer por ello, y cuando ustedes vayan delante de las demás personas, pueden orar por ellas y animarlas.
Yo anhelo que ustedes llenen su corazón con el amor del Padre y que se regocijen con la verdad en todo tiempo.

Conclusión

Amados devotos, hermanos, y hermanas en Cristo,
Algunos de ustedes dicen que quieren entrar a la Nueva Jerusalén después de haber escuchado el evangelio de la santificación, pero todavía mantienen pensamientos negativos. Algunas personas se quejan diciendo que ellos aman la Palabra de Verdad, pero que el trasfondo de su crecimiento, así como la situación presente, son todavía calamitosas.
Se sienten desalentados pensando: "¡me encantaría que mis padres hubiesen sido mejores! ¡Me hubiera gustado crecer en un hogar con una bueno posición económica! ¡Yo deseo haber tenido un corazón más sincero y compasivo! ¡Si el ambiente donde crecí hubiera sido bueno y si hubiera llevado una buena vida, yo estaría en un mejor nivel espiritual más rápido!".
Con el poder de Dios, "de estas piedras" Él es capaz de levantar hijos para Abraham.
1 Tesalonicenses 5:24 dice: "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará." Así que, el Dios de amor que los ha llamado cumplirá Su plan para ustedes a través del anhelo de su corazón.
Incluso su corazón deficiente y falto de compasión puede ser transformado si reciben poder por el Espíritu Santo. Él puede cambiar por completo cualquier tipo de circunstancia. El problema en sí es ¿cuánto está trabajando para amar a Dios y con qué ansiedad anhela de Su gracia? Haber sido un creyente por 10 o 20 años no es importante.
Ahora por favor examinen cómo está su fe, dónde han puesto su corazón, y si realmente han amado a Dios y tienen esperanza por la Nueva Jerusalén únicamente. Yo les pido que lleven el amor del Padre profundamente en sus coyunturas y huesos, y que lo amen con un corazón sincero.
Por favor escriban la promesa de Dios en sus corazones y crean cuando confiesan "mi Dios que me ha guiado hasta aquí, Él me hará ciertamente completo y me guiará a la Nueva Jerusalén". Por favor ofrezcan la fragancia de un orador ferviente junto con esta esperanza.
Necesitan avanzar paso a paso hacia la Nueva Jerusalén practicando la Palabra de Dios. Sólo así podrán ser la luz y la sal de este mundo y glorificarán a Dios. Una vez más todos los miembros de la Misión Luz y Sal serán encendidos con el fuego del avivamiento, y así como en un horno ardiente, cualquier tipo de alma podrá derretirse entre ustedes por la plenitud del Espíritu Santo.
Yo deseo para cada uno de ustedes, cada devoto, que alcancen la fe completa en el amor de Dios el Padre.
¡Que puedan llevar muchas almas a los brazos de Dios y que lo glorifiquen en todo tiempo, en el nombre del Señor Jesucristo yo ruego!

[Amén]

 
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