Hubo una vez un general que gano una batalla y fue aplaudido con gran entusiasmo por el rey y muchas otras personas cuando monto un vagón que el rey le había dado para honrarle. El atravesó la puerta de la victoria triunfantemente y toda su tropa le seguía. Cuando llego a la fiesta de congratulación, el rey, la reina, y mucha gente le aplaudió nuevamente.
Luego, cuando el general se bajo del vagón y se postro ante el rey, el rey le levanto y aplaudió su merito. Comieron y bebieron celebrando la victoria y el rey dio mayor autoridad y honra al general.
Así mismo, los hijos de Dios debemos triunfar en la guerra espiritual para ser salvos, llegar al reino de los cielos, y entrar por la puerta de la Nueva Jerusalén, hecha de perlas y en donde se encuentra el trono de Dios. Si aquí en la tierra un general es honrado en gran manera, como será de maravilloso cuando seamos honrados al entrar por esa puerta de perlas!
Espero que lleve siempre una vida triunfante, anhelando siempre llegar al reino de los cielos y disfrutar del amor Dios por siempre y para siempre.
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