Una maestra de escuela reprendió a uno de sus alumnos con un palo diciéndole: “¿No sabes cuanto yo confiaba en ti?” El niño primero intento evadir el castigo. Pero después de escuchar la voz de la maestra en la cual se notaba que ella estaba a punto de llorar y que era una voz llena de amor, el más bien se enderezo para recibir el castigo. Desde ese entonces, el niño atesoro en su corazón las palabras de su maestra y no volvió hablar mal de ella. Esto sirvió de lección en su vida y también le ayudo a vencer muchas dificultades en años postreros. El verdadero amor permite que las personas tengan confianza los unos con los otros y esa confianza tiene el poder de transformar al conmover los corazones de quienes nos rodean.
“El amor…todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”(1 de Corintios 13:4-7)
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