Jesús vino a este mundo para salvación de la humanidad. Él hizo muchas señales y prodigios. Él calmó la tempestad en el mar, sanó a la gente de varias enfermedades, y dio sanidad a los ciegos y sordos. Él hizo lo que al hombre le era imposible. Sin embargo, las personas que llegaba a conocerlo sentían en sus corazones que Él era muy humilde, y servía a los demás. En algunas ocasiones no lograba alimentarse ni dormir por causa de las multitudes que le rodeaban, pero servía incluso a los niños pequeños.
Su servicio y humildad conmovieron los corazones de muchas personas y los transformaron para que llegasen a ser personas de verdad. La fortaleza para transformar a la gente no consiste en el poder o la autoridad, sino en la humildad y el servicio.
Tomado de la serie de columnas "El Camino" del Dr. Jaerock Lee publicados en el periódico "The Joong-Ang Daily "
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