Muchas veces cuando estamos seguros de nuestras opiniones e insistimos con ellas, fácilmente podemos quitar la paz que hay entre nosotros y las personas que nos rodean. Aunque estemos tratando de beneficiar, pueda que otros no estén preparados para poner por obra nuestra opinión o sugerencia. No podemos obligar que las personas acepten lo que nosotros digamos, no importa si sean niños, jóvenes, o amigos. Lo que debemos tratar de entender es el corazón de los demás y analizar porque ellos no están de acuerdo. Debemos tener suma discreción en todo, y también tener conocimiento de que a veces nuestras obras y palabras pueden influenciar mucho.
“Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie vera al Señor.” (Hebreos 12:14)
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