Adán, el primer hombre, desobedeció el mandato de Dios en el que le dijo que el día que comiere del árbol de la ciencia del bien y del mal, ciertamente moriría. Como resultado de su desobediencia, Adán y sus descendientes llegaron a ser pecadores y por ende no podían continuar teniendo vida eterna. Pero Dios envió a Jesús, Su Hijo Unigénito, para que salvara a la humanidad. Jesús, quien vino a este mundo, solamente hizo buenas obras; predicó el Evangelio del Cielo, sanó a los enfermos, y finalmente murió en la cruz para redimirnos de nuestros pecados. Al tercer día resucitó de la muerte, y desde entonces, cualquiera que acepta a Jesucristo recibe el derecho a llegar a ser hijo de Dios, obtiene la vida eterna, y puede entrar en el Cielo. ¡Dios manifestó tan grande amor hacia nosotros!
Tomado de la Serie de Editoriales del Dr. Jaerock Lee titulados 'Siloé', publicados en Dong-A Ilbo
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