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Encontré la Vida Eterna , frente a la muerte Mensajes > Encontré la Vida Eterna , frente a la muerte
Encontré la Vida Eterna , frente a la muerte
Title
   Testimonio de Dr. Jaerock Lee(10) - Nacer de nuevo    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   
Date
   2008-04-29



Segunda Parte: Milagro

1. Afecto
2. Cuerpo enfermo y corazón herido
3. Vida desdichada
4. Mi hermana mayor
5. Nacer de nuevo



5. Nacer de nuevo



Ir al Altar Hyun-Sin-Ae

Al día siguiente temprano por la mañana, mi hermana mayor vino a casa y me pidió que me apresurara. Bajar de la colina en Kumho-Dong con el bastón, era una labor dura para mí y tardé mucho tiempo.
Subimos en un autobús que iba a la Puerta del Oeste y finalmente llegamos al Altar Hyun-Sin-Ae. Podía escuchar cantos de alabanza.
""Nos esforzamos por llegar temprano, pero llegamos un poco tarde"". ""¡Entremos hermano!""
A pesar de que ella me había pedido guiarla, ella me condujo dentro. Pasando la entrada y mirando hacia el tercer piso, noté que el lugar estaba lleno de gente. Pasé por un lugar donde había sillas de ruedas de los pacientes agarrados a la barandilla. A cada paso sentía dolor y sudaba.
Tardé mucho tiempo para encontrar una silla. Mucha gente seguía entrando.
""¿Es ella realmente mi propia hermana? Era muy tímida y tranquila, pero ¿qué le ha pasado?""
No podía creer con mis ojos.
Al pensar que ella me había pedido de todo corazón de ir juntos, no tuve coraje de decirle que quería salir de allí. Sin embargo, sólo de ver a las demás personas me sentí avergonzado. Mirando a mi hermana orar, pensé que ella creía en algo que desconocía. Me arrodillé como ella lo había hecho, cerré mis ojos y recogiendo mis manos, empecé a orar.


¡En el momento de la oración!

En el momento en que empecé a orar, mi cuerpo de repente se puso caliente como fuego y comencé a sudaren mi espalda. Enseguida mis ropas se mojaron de sudor.
""¡Qué raro! ¿Por qué estaré sudando?""
Supuse que el sudor se debía a los nervios que tenía. Pero eso era el fuego del Espíritu Santo.
El miedo desapareció gradualmente y empecé a adaptarme al lugar. Pensé que estaría hablando la mujer que se encontraba frente a mí, con su pañoleta blanca. Sentí curiosidad.
Alguien me tocó el hombro.
""Hermano, es el momento en que la mujer que está al frente va orar por nosotros. Vamos a recibir su oración. Primero pasaré yo a recibir su bendición y luego irás tú, , porque tú no puedes esperar mucho tiempo de pie. Tú recibirás la última bendición porque esta es mucho mejor"".
Mi hermana estaba muy feliz y hermosa. Mientras estaba esperando para recibir la oración, me di cuenta de muchos hechos que me asustaron.
Muchas personas con una apariencia de paz y salud, dieron testimonio de cómo ellos habían sido sanados de una enfermedad incurable. Ellos estaban muy serios y llenos de alegría, y dijeron que no hay ninguna enfermedad que Dios no pueda sanar.
Ellos incluso parecían como santos, cuando declaraban, daban gracia a Dios por perdonarles los pecados y sanarles de sus enfermedades.


Por qué yo no

Era mi turno de recibir la bendición. La gente que estaba esperando para recibir la bendición, parecía sincera. Al bajar mi cabeza delante de la diaconisa mayor, puso su mano en mi cabeza y la apretó una vez\; me golpeó en la espalda y dijo algo y luego me empujó, resbalé unos metros hacia atrás. Cuando me levanté, me sentí muy avergonzado.
""¿Cómo esta sencilla oración podría sanarme de mi enfermedad?""
Tenía dudas. La gente que estaba en la fila parecía una formación de prisioneros. En ese momento me llegó a la memoria el recuerdo de una mujer de Jung-Wup. Ella era conocida como la curandera. Muchos pacientes acudían a Jung-Wup de todas partes para ser sanadas, pero se descubrió que era una estafadora y fue a la cárcel.
Mientras estaba pensando en ese incidente, ya estaba en la planta baja junto a mi hermana. Era extraño, casi ya no sentía dolor en mis piernas. Mi hermana, que había querido llevarme a la iglesia, estaba muy feliz, ya que su deseo se realizó.
Yo me encontraba sentado en el autobús camino a casa, mirando a través de la ventana. De pronto oí algo, como un sonido de un trueno y relámpago en mi oído. Al bajar del autobús en el Mercado Kum-Ho, el ruido paró.
""¿Qué fue ese sonido? ¿Qué era ese sonido tan ruidoso?""
Miré el cielo, pero estaba claro y tranquilo. Al llegar a la esquina del mercado, mi hermana se dirigió a la casa de su hijo, y yo me fui al puesto de comida donde trabajaba mi esposa.


Dame algo de comer

Mi esposa preparaba comidas sencilla y las vendía a fin de ganarse la vida. Como ella era muy buena cocinera, la tienda siempre estaba llena de clientes. En cuanto vi y olí la comida que preparaba, me agarró hambre. Al entrar a la tienda, le dije a mi esposa:
""Cariño, dame un poco de comida, tengo hambre. Dame un poco de arroz y carne, a prisa"".
""¿Arroz y carne, estás loco? No puedes comer nada de esto, espera un minuto, voy a cocinar algo especial para ti"".
De nuevo volví a pedirle:
""Cariño, me apetece comer cualquier comida, por favor, no te preocupes y dame un poco de comida. No voy a comer mucho"".
Ella me miró admirada durante un rato, y después pensó que yo estaba seguro de lo que hacía y me preparó un poco de arroz y carne. Por primera vez en largo tiempo sentí apetito. Cuando puse un poco de comida en mi boca, se derritió como agua. Antes no podía ni tragar, pero ese día no tuve problemas. No tardé mucho tiempo el plato de arroz y la carne. Mi esposa se preocupó.
""¿Seguro que te encuentras bien?""
En cuanto terminé de comer, sentí alegría de vivir. Me sentí bien. Cuando estaba sentado disfrutando de ese momento, me di cuenta de que podía oír lo que un cliente ordenaba para comer. ¡Cariño, puedo oír!
Sin pensar, grité al cliente:
""Señor, ¿qué dijo hace un momento? Ha ordenado una comida, ¿no es verdad?""
""Sí, por favor, tráigame dos raciones de papas fritas"".
Ordenó de nuevo mirándome extrañado. Yo estaba muy alegre.
""¡Cariño, dos raciones de papas fritas!""
Me dirigí a mi esposa.
""¡Cariño, puedo oír! ¡Pude oír claramente lo que ese cliente ha pedido!""
Mi corazón estaba lleno de alegría y mis ojos estaban llenos de lágrimas. Me di cuenta de que el ruido como trueno y relámpago dentro del autobús era una mezcla de la conversación de la gente y el ruido del motor del autobús. No pensaba en poder volver a oír de nuevo, pues los tímpanos de mis dos orejas los tenía perdidos.
Esa noche mi esposa y yo pudimos dormir tranquilamente por el hecho de que ya podía oír bien. No sabía la razón de lo que me estaba sucediendo, pero estaba feliz.
Solía tener una rutina por la mañana. En cuanto me levantaba, iba al baño, y después de cepillarme los dientes, lavaba mi cuerpo con una bola de algodón. Lo hacía solo, ya que no quería que mi esposa viera mi asqueroso cuerpo.
Ese día, el 18 de abril de 1974, fui al baño y cerré la puerta con llave como otros días, limpié mi oreja con un pedazo de algodón, pero éste salió completamente limpio. Volví a repetir la operación, y me di cuenta que estaba limpio.
""¿Qué pasó? ¿Cómo puede estar limpio mi oído?""
Lo volví a intentar y estaba todo limpio. Mi corazón empezó a golpear. Recordé lo que la gente testimoniaba ayer en el Altar Hyun-Sin-Ae.
""¡Dios está vivo! ¡Él me sanó y me limpió!""
Con mi corazón palpitando, examiné el dorso de mis dos manos. No había pus.
""¡Qué pasa? No tenía nada en mis manos, ¿se habrá endurecido?""
El pus amarillo se había convertido en costra negra durante la noche. ¿Cómo pudo ocurrir esto? Ya me arremangué la manga para ver mis codos.
""El pus de mis codos también se había convertido en una costra negra"".
No podía estar más en el baño. Entré en el cuarto y empecé a desvestirme. No encontré más el pus amarillo. No había pus ni en mis rodillas ni en mis tobillos.
Casi me saltan los ojos de asombro. Y los tumores de mi garganta, ¿dónde están? Me toqué la garganta.
""Uno estaba aquí y otro allá. No hay nada"".
Seguí buscando, sin embargo no podía encontrarlos. Me asombró el hecho y verdaderamente era muy difícil de creer.
Estaba confuso, mi corazón estaba palpitando rápido y sentí que mi respiración se paraba.
Tomé mi cara con ambas manos y me apoyé en la pared. Recordé lo que había hecho desde el momento en que me levanté.
""Antes no podía incorporarme, tenía que apoyarme en la pared para poder pararme, y tenía que arrastrarme hasta en el baño. ¿Qué me ha pasado esta mañana? Me senté sin ningún problema\; me incorporé sin sentir ningún mareo\; anduve sin sentir dolor en mis piernas"".
Estiré mis piernas, no sentía ningún dolor\; las estiré y tampoco sentí dolor alguno.


¡Dios me curó!

""¿Podría ser esto verdadero? Sin medicamento, sin acupuntura, sin operación, ¿este milagro podría ocurrir en un día? ¡Era el Señor quien me curó!""
Recordé ayer cuando fui al Altar Hyun-Sin-Ae con mi hermana.
""Cuando subía al tercer piso, había hecho esfuerzos frenéticos. Al cerrar mis ojos para orar, mi cuerpo se había puesto súbitamente muy caliente y desapareció el miedo. Bajé con mucha felicidad desde el tercer piso después de recibir la oración. Me sentí muy extraño, desde aquel momento podía andar bien. Fui curado en ese preciso momento. Podía andar bien y oír, y el pus que cubría todo mi cuerpo, había empezado a desaparecerse. Los pequeños tumores en mi garganta se derritieron. Sí, es verdad"".
Incliné mi cabeza, admitiendo la existencia del Dios vivo. No podía menos que arrodillarme ante Dios.
Las lágrimas estaban fluyendo en mi cara.
""¡Mi Dios! ¡Mi Dios! ¡Tú estás vivo realmente! ¡Tú me sanaste todas mis enfermedades! ¡No creí que Tú podrías curarme! ¡No creí en Ti!""
Empecé a llorar. Me arrodillé y miré el techo.
""Doy gracias a Dios. Perdóname, Dios mío. Yo solía afirmar que no existía. Perdóname, Señor. No tenía otra alternativa que morir y Tú me curaste. Muchas gracias"".
Mi esposa que se sorprendió de oírme llorar, acudió al dormitorio.
""¿Qué te pasa, estás bien?""
Ella me miró y vio preocupaba la ropa que me había quitado.
""¡Cariño! ¡Estoy sanado! ¡Mira aquí! ¡Dios me sanó! ¡Dios lo hizo!""


¡Dios está vivo!

Mi esposa dudaba, pero después de ver mi cuerpo, ella creyó. No podía expresar su alegría, y me abrazó llorando.
""Dios está vivo. Él es quien te curó. Esto es un milagro. Me alegro mucho de que tú puedas tener una nueva vida"".
Ella sonrió con su cara manchada por las lágrimas. Estaba rebosante de alegría.
En eso oímos que alguien estaba allí y enseguida la oí decir:
""Cuñada, no sé cómo puedo agradecerte. Mi esposo está sanado. Desde ayer que fue a participar en el grupo de oración, él puede andar y oír bien. Entra en el cuarto, míralo, Dios lo ha sanado\; quiero darte gracias por eso. También yo quiero creer en Dios y asistir a su iglesia a partir de ahora"".
Sin darle tiempo a mi hermana de que pudiera hablar, mi esposa hablaba y hablaba con alegría.
Este fue el día en que recibí una nueva vida, éste fue el día en que fui trasladado de la muerte a la vida eterna. Este fue el día en que me encontré con el Señor y éste fue el día en que sentí el gozo de conocer a Dios.
El mismo Dios que sanó al paralítico que fue bajado en un lecho a través de un agujero en el techo, también me sanó por una intercesión de la fe de oración y amor de mi hermana. Él me sanó porque conocía mi corazón.
No busqué al Señor, pero su amor infinito me escogió. Él sabía que yo sería su servidor. Sabía que no cambiaría mi corazón ni deseo de servirle. Cuando obedecí al Señor y me dirigí al Altar Hyun-Sin-Ae para orar arrodillado, Él quemó mi cuerpo con el fuego del Espíritu Santo para liberarme de mis enfermedades.
De esta manera fui sanado instantáneamente. Y así empecé a conocer al Señor y nací de nuevo.
Mi hermana mayor entró en el dormitorio y comenzó a orar a Dios llorando.

""¡Oh Dios vivo, nuestro Padre que estás en el cielo!
Te doy gracias por haber sanado a mi hermano.
Gracias por permitirle conocerte.
Puesto que él ha nacido de nuevo,
por favor, guía su camino para que
sea un hijo amado por ti.
Padre que resucitas a los muertos,
por favor, recibe el honor y la gloria
ahora y por siempre.
Te lo pido por el nombre de Jesús"".

 
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