Diaconisa Sungjin Yu (38 años de edad, Zona 2-21 en Corea del Sur)

De izquierda a derecha, la Diaconisa Mayor Mideok Chun (suegra), Diaconisa Yun, Bomi (hija), Hyunseo (hijo), Diácono Insik Jeon (esposo)


En el mes de junio de 2013, concebí mi segundo bebé y tuve que realizarme el examen de revisión cuádruple en el quinto mes de embarazo. Los resultados mostraron que el feto tenía un gran riesgo de tener síndrome de Down. En ese momento, una de mis amigas había dado a luz a un bebé con síndrome de Down, que es un trastorno genético causado por la presencia de la totalidad o parte de una tercera copia del cromosoma 21 que está asociado con un conjunto particular de características faciales y un grado severo de discapacidad intelectual. Mi mente estaba llena de preocupaciones.

Sin embargo, yo había experimentado el poder del Dr. Jaerock Lee, cuando mi hijo Hyunseo resultó herido en un accidente automovilístico, ya que él había sido sanado por medio de su oración. Así que me sentí atraída a la decisión de recibir su oración nuevamente con fe.

Empecé a pensar en las razones por las que mi bebé no podía estar bajo la protección de Dios y me arrepentí haciendo ayuno. Poco tiempo después, conocí al Dr. Lee y le hablé de mi situación. Me explicó sobre cuáles eran las razones y me instó a vivir por la Palabra de Dios y luego oró por mí.

Por último, me arrepentí de una manera correcta porque no había obedecido la Palabra de Dios y comencé a leer más de un capítulo de la Biblia y a memorizar sus versículos importantes todos los días. Mientras me esforzaba por poner en práctica la Palabra de Dios, leí el libro El Romance de los Tres Reinos, recomendado por el Dr. Lee, y al observar la bondad y la maldad de los personajes, obtuve gran comprensión.

También he cumplido con mi deber como líder de la célula cuidando de los miembros de mi célula con mi corazón. Oré en la Reunión de oración de Daniel y en el Servicio de Madrugada. Al hacerlo, el amor del Señor se apoderó de mí y pude poseer la certeza de la respuesta de Dios.

El 9 de noviembre de 2013, pude dar a luz con facilidad en la fecha exacta a mi bebé, una hija hermosa y saludable, sin signos de síndrome de Down. Me sentí muy agradecida a Dios que respondió a mi oración y me bendijo. De lo que me siento más agradecida es que mis maneras de pensar han cambiado. Anteriormente pensaba que era muy difícil poder guardar la Palabra de Dios, pero estos tipos de pensamientos desaparecieron, y ahora tengo el constante deseo de obedecer Su Palabra. Me di cuenta de que todos los mensajes predicados en la iglesia eran para mi bien como está escrito en Deuteronomio 10:13, que dice: “...que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad”. Doy todas las gracias y gloria a Dios quien me ha bendecido en mi espíritu y cuerpo.