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| Noticias Manmin   No. 184 | HIT 6139 | DATE 2015-03-08
 
«Dios estaba satisfecho de mí por guardar el Día del Señor, y me sanó de una fractura por compresión»






Diaconisa menor Youngsun Cho, de 73 años de edad, Zona 12 (Corea del Sur) ▲ Diaconisa menor Youngsun Cho (tercera desde la izquierda) recuperó su buena salud por medio de la gracia de Dios. Está teniendo días felices mientras lleva una vida cristiana con su hija la Diaconisa Sunye Hong, su nieto el hermano Junyoung Jung, y su nieta la hermana Iseul Hong.


El 17 de mayo de 2014 tuve un sueño asombroso mientras estaba durmiendo luego de la Vigilia entera del viernes. En el sueño, el Pastor Principal Dr. Jaerock Lee me apretó el plexo solar.

En aquellos días sentía dificultad para poder respirar. No podía caminar rápido ni correr ya que enseguida me quedaba sin aliento. No obstante, después del sueño, pude caminar rápido e incluso correr sin problema alguno. Luego de experimentar la obra de Dios, disfruté escuchar los sermones e intentar vivir por la Palabra de Dios.

En el mes de agosto de 2014, vi suceder en mi vida otra obra asombrosa de Dios. Desde hace quince años atrás mi ojo derecho tenía una obstrucción del conducto lagrimal que produce un exceso de secreción de lágrimas. Por ello necesitaba llevar siempre conmigo pañuelos de papel y de tela porque constantemente brotaban lágrimas. También me sentí avergonzada porque mis párpados a menudo se pegaban con secreción amarillenta y verdosa. Me sometí a cirugías en dos ocasiones pero sin resultados positivos.

Sin embargo algo misterioso sucedió luego de recibir la oración del Dr. Lee durante el Seminario del Retiro de Verano 2014. Mi fosa nasal derecha goteaba constantemente en la forma en que las lágrimas previamente secretaban. En la mañana del 31 de agosto me soné la nariz. Entonces pude sentir que estaba destapada y al mismo tiempo mi ojo derecho se sintió frío. Luego de esto, se detuvo el constante lagrimeo en mi ojo derecho.

En el mes de noviembre vendí mi casa en Incheon y me mudé con mi hija para llevar una mejor vida cristiana. Me sentí agradecida por permitirme vivir una vida adecuada de creyente, así como poder vivir con mi hija y mi nieto. Una vez más pude tener la oportunidad de que mi fe fuera aumentada.

Mientras me encontraba desempacando moví una maceta, pero me tropecé con algo y caí sobre ella. Sentí que el hueso de mi cadera colapsó, y un gran dolor intensó se apoderó de mí. Con la ayuda de mi nieto, fui llevada de emergencia en una ambulancia.


Radiografía de la vértebra torácica: Duodécima vértebra torácica con fractura por compresión








Los exámenes de rayos X y resonancia magnética revelaron que mi duodécima vértebra torácica había sufrido una fractura por compresión. Mi doctor dijo que debía permanecer en cama sin moverme durante tres meses. Luego vería si había alguna mejoría y decidiría si necesitaba cirugía o no. No obstante, oré fervientemente para asistir al servicio de adoración del domingo.

Tuve que ingresar al hospital un día miércoles, por lo que era imposible para mí poder ir a la iglesia el día domingo. Sin embargo, mi nieto pudo conseguir la autorización del hospital para que pudiera salir e ir a la iglesia. En el camino experimenté gran dolor, pero en mi corazón me sentía agradecida de poder ir a la iglesia.

Cuando llegué a la iglesia el dolor era tan fuerte que tuve que ofrecer el servicio recostada. Lo ofrecí mediante la transmisión de GCN en vivo dentro de nuestro vehículo en el estacionamiento de la iglesia. Dios derramó abundante gracia sobre mi vida por medio del mensaje. Mientras estaba recibiendo la oración del Dr. Lee luego del mensaje, recibí la fe para la sanidad. En el momento que la oración finalizó, de manera abrupta estornudé en dos ocasiones. ¡Vaya, qué sorpresa! No sentí ningún tipo de dolor. Mi hija me dijo: «Mamá, inténtalo. Levántate y sal del auto». Me pude levantar y salir del auto y caminar normalmente sin tener dolor. ¡Aleluya!

Junto a mi hija las dos lloramos mucho y dimos gloria a Dios. Después de todos los servicios, regresamos al hospital. Los demás pacientes se asombraron de verme caminar e ingresar a mi habitación con un rostro brillante. Pude testificar de la sanidad que proviene de Dios.

Se dice que en el caso de fractura por compresión de las vértebras torácicas, las mejorías pueden ser vistas en seis meses como muy pronto a pesar de que se trate con medicamentos, terapia física, o soporte de espalda. Sin embargo mi dolor despareció, y pocos días después pude caminar normalmente. ¡El poder de Dios es realmente asombroso! Le doy todo el agradecimiento y gloria a Dios.


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