«Predico a tiempo y fuera de tiempo porque Dios está vivo»
Diácono Keumhyun Kim (54 años), Iglesia Manmin de Gwangju (Corea del Sur)
¡El Cielo es adonde deberíamos ir junto a muchas personas! En la Iglesia Manmin de Gwangju, antes de terminar la reunión de oración de Daniel, todos los miembros decimos juntos esta oración. Al hacerlo pensamos en nuestra tarea de difundir el evangelio y tomar decisiones. Yo soy el líder que exclama esta oración primero.
El evangelismo se ha convertido en el punto central de mi vida. Cuando veo algunas sillas vacías en la iglesia, siento pesar y pienso en cómo llenarlas. Le digo al Señor: «Yo quiero llenar esas sillas para ti, Señor». Aunque me esfuerzo mucho por evangelizar a las personas, esto no es nada porque yo recibí mucha gracia de parte de Dios.
Yo comencé mi negocio cuando tenía 36 años, pero fracasé después de nueve años y perdí la salud; la gente a mi lado me abandonó. Todo lo que tenía eran deudas. Yo comencé a trabajar como organizador de seguros, pero fui estafado por un cliente y perdí miles de dólares. Era imposible para mí reiniciar algo. Fui engañado por otras personas, así que no podía confiar en nadie.
En el 2009, un cliente me invitó a la Iglesia Manmin de Gwangju donde fui sanado de la enfermedad de Ménière (un trastorno del oído medio que afecta la audición y el equilibrio, produciendo silbido en los oídos y pérdida de la audición) y de espondilitis anquilosante. También pude dejar de beber alcohol y fumar.
Poco tiempo después de esto acepté al Señor y también fue sanado de Linfoma no hodgkiniano (foto a la derecha). Yo no era nada, pero el Señor me amó mucho. Cuando cantaba alabanzas las lágrimas no dejaban de fluir de mis ojos.
Al ver personas en las calles me pregunté: ¿Asisten a la iglesia? Entonces comencé a distribuir Noticias Manmin cada sábado y di testimonio del Dios al que había conocido.
Los domingos en la mañana recogí a los miembros mayores, los creyentes con fe débil y los nuevos asistentes para llevarlos a la iglesia y luego a su casa. Oré diciendo: «Dios, permite que conozcan, así como yo te conocí». Cuando parecía que mi fervor se enfriaba, pensaba: Fui renovado tal como lázaro fue resucitado. No tiene sentido.
Entregué el libro del Dr. Jaerock Lee titulado Gozando de la Vida Frente a la Muerte a los dueños de salones de belleza, lavanderías, y tiendas de ropa a las que iba con regularidad. Cuando vendía un producto del seguro, intentaba difundir la Palabra de Dios y nuestra iglesia a las demás personas. Me esfuerzo por predicar el evangelio a tiempo y fuera de tiempo.
Cuando no lo hago siento que soy una mala persona, pues sé que el Cielo y el Infierno sí existen. ¿Es natural que los cristianos difundan el evangelio? Estos días memorizo los versículos de la Biblia en mi auto o de camino al trabajo o a la casa. Es porque me he dado cuenta que debo equiparme con la Palabra de Dios para poder evangelizar a más personas y llevarlas a la iglesia.
En el pasado perdí la esperanza de vivir y pensé en el suicidio, pero ahora difundo a Dios el Creador y a Jesucristo y llevo una vida bendecida con esperanza por el Cielo. Le doy toda mi gratitud y gloria a Dios.
Antes de la oración: El linfoma se había extendido a la amígdala derecha, debajo de la barbilla, bajo la clavícula derecha, al hilio pulmonar izquierdo, estómago e hígado. Después de la oración: El linfoma había desaparecido.
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