Diácono Kiju Song (73 años), Zona 19, Iglesia Central Manmin


Mi nuera había tratado de compartirme el evangelio, así que, en mayo de 2004 yo la acompañé a la Iglesia Central Manmin. Al escuchar el sermón del Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee, me di cuenta de que sí existen el cielo y el infierno, y que las personas deberían vivir en bondad.

Entonces dejé de beber y fumar. Decidí ser bueno con mi esposa. Comencé a guardar el Día del Señor y a dar los diezmos. Empecé a trabajar otra vez y pagué mis deudas. En el 2009 fui sanado de peritonitis después de recibir la oración del Pastor Principal durante un servicio de adoración.

Mi esposa, la Diaconisa Jeomsoon Lee, y yo hemos sido voluntarios en el santuario local. Dado que la comida que ella hace es muy buena, ella prepara arroz y guarniciones para los miembros los domingos, y yo conduzco y llevo a los miembros hasta la iglesia central.

Yo nací de nuevo en el Señor a través de todo esto, y el 14 de diciembre de 2016 fui bendecido con una nueva vida, otra vez.



Yo soy carpintero; me encontraba trabajando fuera de un edificio en una extensión. Estaba trabajando en el quinto piso. De repente, un grupo de barras de madera (largo 3,5 m; peso 50 kg) cayó sobre mi cabeza. Mi casco de seguridad se desprendió de mi cabeza. Me caí, y entonces la parte superior de mi cuerpo quedó fuera del edificio. El momento que estaba cayendo sujeté con ambas manos los marcos de acero colocados en la pared para las instalaciones temporales. Apenas podía sujetarme mientras tenía las barras de madera en mi cuello y mis piernas sobre la cubierta.

Luego otros cuatro grupos de barras de madera que pesaban 200 kg cayeron sobre mis piernas, pero estas sujetaban mi cuerpo para que no cayera del edificio. Sin ellas yo habría caído y hubiera muerto.

Después de diez minutos, fui rescatado por mis compañeros. Me llevaron al hospital y me examinaron. Mi cabeza que había sido protegida por el casco estaba normal, al igual que mi cuello y mis piernas aunque habían sido presionadas por los grupos de madera. No había ningún problema. ¡Aleluya!

Mi compañero a quien llevo cada día al trabajo conmigo me vio al siguiente día, y dijo: «Cuando te vi pensé que estabas muerto, sin duda. ¡Pero estás vivo! Yo creo que Dios te salvó porque siempre recibes la oración del Dr. Jaerock Lee mientras vas al trabajo». Y luego añadió: «Has recibido una nueva vida. ¡Tienes apenas un año!»

Mientras más pienso en este incidente, no logro comprender cómo pude sostener los marcos de acero en ese momento. No hay manera de explicarlo, excepto por la ayuda de Dios. Hubiera muerto sin duda alguna en esta situación si Dios no me hubiera protegido. Doy todas las gracias y gloria a Dios y extiendo mi gratitud al Pastor Principal quien siempre ora por nosotros, los miembros de su iglesia, con pasión.