Diácono Jongseok Bae, 62 años de edad, Iglesia Manmin de Changwon

Cuando tenía diez años, entró agua en mi oído derecho, pero no fue tratado adecuadamente. Terminé teniendo otitis media crónica. Desde entonces, tuve llagas y supuración durante más de 50 años. Constantemente tenía que limpiarme con un algodón. Incluso el tímpano se deterioró, por esa razón no podía escuchar nada con el oído. En el 2012, comencé a asistir a la Iglesia Manmin de Changwon y luego el pus dejó de supurar.

En mayo del 2017, mi oreja izquierda se sentía obstruida. Me diagnosticaron sordera súbita del oído y me informaron de que no sanaría completamente. El médico me aconsejó que use un audífono. Me sentía preocupado porque no podía escuchar bien con el oído izquierdo en el cual siempre había confiado. Quería recibir la sanidad de Dios con fe, así que repetidamente escuché el sermón del Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee, «El mensaje de la cruz».

Una noche, escuché el sermón del pastor principal y recibí su oración por los enfermos antes de acostarme. Mientras dormía, él apareció en mi sueño con una sonrisa tierna y amable, y me dijo: «Me gustaría que te esforzaras más» y oró fervientemente por mí. Después de la oración en el sueño, sentí que todos los nervios y las células de mi oído estaban en orden.

Después de despertarme en la mañana, me sentí muy bien. Cuando abrí el grifo del agua en el baño, pude escuchar el agua fluir. Podía escuchar mis pasos y el microondas funcionando. El caso es que el sonido se escuchó no solo a través de mi oído izquierdo, sino también a través del derecho con el cual no podía escuchar durante mucho tiempo.

Fui al hospital para examinarme y descubrí que la capacidad auditiva de mi oído izquierdo se normalizó y funciona mejor que el oído de las personas normales. Yo estaba realmente sorprendido. Después de recibir la oración del pastor principal durante el Retiro de Verano de Manmin en agosto del 2017, el zumbido que había tenido también desapareció. Incluso pude llegar a escuchar a través del oído derecho. ¡Aleluya!

Le doy todas las gracias y la gloria a Dios el Creador, quien sanó mis oídos lo cuales no podían tratarse con medicina. Hago extensivo mi agradecimiento al Pastor Principal que oró por mí.