Diaconisa Haesuk Lee, 62 años, Parroquia 24, Iglesia Central Manmin

En Marzo 13 del 2018, mi esposo y yo estábamos en un viaje por Europa. Estábamos en el tren en Zermatt para disfrutar la belleza de las montañas cubiertas con nieve a 3,100 m por encima del nivel del mar. Mientras estábamos en el medio de las montañas, mi esposo, el Hermano Seokgeun Im, dijo que se sentía mareado y él tampoco se veía normal. Yo pensé que esto era solamente un síntoma causado por la altitud. Pero él continuaba viéndose mal de regreso al hotel. Nosotros primeramente examinamos nuestras vidas de creyentes y luego oramos.

La mañana siguiente, el personal de la agencia de viaje estaban sorprendidos al ver su cuerpo inclinándose a un lado y llamaron una ambulancia. Los paramédicos llegaron y examinaron la condición de mi esposo. Ellos rápidamente lo trasladaron al hospital en helicóptero. Ahora que yo no tenía nadie con quien hablar ni de quien recibir ayuda, no podía más que encomendar todo a Dios y orar en ese país extranjero.

Su escáner de MRI mostró que un infarto cerebral agudo lo había afectado. El doctor nos dijo que acción médica inmediata debía ser implementada, pero escuchamos que los costos serían inimaginablemente altos. Nosotros deseabamos regresar rápidamente a Corea, pero el hospital dijo que no debíamos. Firmamos una nota de consentimiento de que el hospital no tenía ninguna responsabilidad por los posibles daños y consecuencias, y dejamos el hospital. Con la ayuda del guía de turistas, cambiamos nuestro itinerario.

A las 5p.m. del 16 de marzo, llegamos al Aeropuerto Internacional de Incheon después de ocho largas horas de vuelo desde el Aeropuerto de Zúrich. Yo llevé a mi esposo al hospital inmediatamente. El doctor dijo que el tratamiento temprano habría sido crucial para su estado y que había sido un milagro que mi esposo llegara vivo a Corea después de ese largo viaje. Mientras él estubo en el hospital, no podía mover su brazo y pierna derechos debido a la parálisis y tenía dificultades pronunciando las palabras.

El 19 de marzo, el pastor de mi parroquia vino al hospital y oró por él con el pañuelo de poder poder sobre el cual había orado el Pastor Principal Dr. Jaerock Lee (Hechos 19:11-12). Después de la oración, él parecía lleno de paz y se recuperó rápidamente. Él empezó de nuevo a dar pasos y a caminar cómodamente. Pudo con facilidad mover sus manos y recuperó la abilidad de pronunciar las palabras correctamente.

A pesar que el doctor dijo que tomaría por lo menos de seis meses para que él se recuperara, dejó el hospital en nueve días, el 24 de marzo. Además, no tuvo efectos secundarios y todo estaba normal. A partir del 5 de abril, él regresó a trabajar. ¡Aleluya!
Pasar por este incidente le hizo dejar de beber alcohol y dijo que llevaría una vida renovada a la vista de Dios. Le doy todo el agradecimiento y la gloria a Dios quien protegió a mi esposo solamente porque él es una oveja del pastor y permitió que todas las cosas obraran para bien.

Escáner de MRI (antes de la oración)

Infarto cerebral en su sustancia blanca derecha
Infarto cerebral en su ventrículo lateral izquierdo