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| Noticias Manmin   No. 153 | HIT 5938 | DATE 2013-11-24
 
¡Supere sus límites!



Un ‘límite’ se refiere principalmente al establecimiento de un extremo sobre el cual una persona o cosa no puede o no debe pasar. La gente por lo general nota sus límites cuando se le pide que haga algo que sobrepasa sus habilidades. Sin embargo, en la fe no hay límites, lo que se debe a que Dios es Todopoderoso y todas las cosas son posibles para aquel que cree en Él. ¿Cómo podemos superar nuestros límites con detalle?



1. El límite lo establece usted

¿Por qué las personas tienen límites? Es porque definen un punto máximo de su habilidad por sí mismos, pensando que no pueden ir más allá de aquel punto. No obstante, Marcos 9:23 dice: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Es decir, al entender que nuestros límites están estrechamente relacionados con los pensamientos, debemos cambiar aquellos pensamientos por los de fe y comprender que todo lo podemos en el Señor.
También debemos esforzarnos por ir más allá de nuestras limitaciones. Cuando hacemos esfuerzos, estando equipados con la Palabra de Dios y las oraciones fervientes, Dios derrama sobre nosotros Su inmensa gracia y poder con la ayuda del Espíritu para que podamos superar nuestros límites. Cuando creemos que podemos hacer de lo imposible una realidad posible, y desafiamos nuestros límites con creencia firme, Dios Todopoderoso nos ayudará a trascender nuestros límites y vamos a ser capaces de hacerlo todo.


2. ¿Qué pasa cuando alcanza su límite y cómo puede superarlo?

Debemos despojarnos de la frustración y los pensamientos negativos
Si pensamos de modo negativo, es decir, con el pensamiento negativo de no poder hacer algo, nos sentiremos frustrados y no podremos vencer nuestros límites ni avanzar al siguiente paso. En este caso, ni siquiera tendremos las fuerzas para seguir adelante. Por ende, debemos eliminar las frustraciones y pensamientos negativos y regocijarnos y agradecer con fe. Entonces Dios nos dará la gracia con la que podemos cambiar.
Supongamos que hay dos personas. Ellas se ponen la misma meta, pero una confiesa poder cumplirla mientras que la otra piensa que no podrá. Las consecuencias de su fe tendrán dos resultados diferentes. La profesión de fe de la primera es un punto de inicio de fe, que proviene de un corazón que Dios anhela y sirve como impulso para superar las limitaciones propias. Por consiguiente, debemos confiar en Dios en cada circunstancia con una manera positiva de pensar.
De este modo las actitudes y pensamientos negativos que causan decepción y desaliento serán superados. Por ende, necesitamos examinar la actitud, nuestro corazón y pensamientos en cada situación y superar todo con gozo y gratitud.

Debemos dar gracias sinceras al Señor
En la actualidad el pecado y la maldad están tan desenfrenados que incluso cruzan el umbral de la iglesia que es el cuerpo de Cristo. Los pastores que aman a Dios deben proteger a los miembros de la iglesia para que no se manchen con el pecado y deben estar capacitados para hacer descender la gracia y la misericordia de lo alto permitiendo que los miembros de la iglesia se arrepientan. Deben almacenar justicia con oración fervorosa y sacrificios, tal como el Señor quien mostró el ejemplo de amor en la cruz y la oración.
El Señor desea que toda persona alcance salvación. Por medio de las oraciones de intercesión del pastor con quien Dios camina, Él puede guiar al hermoso Cielo. Por ende, no podemos evitar decir que con fe podemos ser transformados. Si un individuo sigue pensando que no podrá lograrlo, debe comprender que no tiene profunda gratitud en su corazón.
Si uno comprende el amor de Dios, el Señor, y del pastor, si confía en el amor de Dios con fe y ofrece oración con profunda gratitud, recibirá poder para ser transformado con rapidez.

Debemos superar nuestros límites por medio de la oración ferviente
Si usted está orando pero su transformación es lenta, debe saber que se debe a la carencia de fervor en la oración. Solo las oraciones fervientes pueden causar que uno reciba fortaleza para ir más allá de nuestros límites. Por el contrario, estará poniendo límites incluso en su oración, lo que causará que su cambio en la fe sea lento.
Algunos oran con sinceridad en un principio, pero terminan orando con vanas repeticiones o se quedan dormidos en la mitad o al finalizar su oración. Algunos oran con pensamientos ociosos, esperando que la reunión de oración termine pronto, y otros se sienten cansados. Esto significa que no han cruzados sus límites en la oración. Hay quienes simplemente aceptan esos límites en sus pensamientos humanos y hacen de la oración inapropiada un hábito.
Para poder trascender los límites no se debe poner el valor en la oración en sí, sino que debemos establecer una meta específica de cambio y hacer un hábito de la oración ferviente cada día. Cuando se ora sin cesar y con sinceridad, la gracia y la fortaleza de Dios descenderán de lo alto y podremos superar cualquier tipo de límite.
Incluso Jesús, el Hijo de Dios, oró con mucho fervor en agonía al punto que Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían al suelo (Lucas 22:44). ¿De qué manera debemos orar? Según lo que se presenta en la parábola del juez injusto y la viuda insistente en Lucas 18, debemos orar en todo tiempo sin desmotivarnos hasta que recibamos la respuesta.
El hecho de no orar con fervor indica la falta de un corazón lleno de anhelo en la misma medida. Si tenemos un verdadero corazón anhelante no podremos evitar orar con el cuerpo, el corazón, la voluntad y la mente para ser transformados. Cuando Dios ve nuestra pasión por descubrir nuestras deficiencias, al ver nuestras oraciones y nuestro esfuerzo por cambiar, Él nos ayuda a tomar consciencia y permite que notemos nuestras debilidades. Por ende, si oramos con fervor y actuamos con fe, experimentamos gozo y felicidad de cambio cada día.


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