No todas las personas reciben salvación solo porque escuchan el evangelio y claman el nombre del Señor. Además de clamar Su nombre, deben conocer la voluntad de Dios y practicarla para ser salvos (Mateo 7:21).

Todo aquel que acepta a Jesucristo puede ser hijo de Dios, su nombre está escrito en el Libro de la Vida, y el Espíritu Santo le es dado como un don. A partir de ese momento el Espíritu le ayuda a no pecar, sino a vivir con rectitud en la Palabra de Dios. Es decir, Él los guía para mantenerlos alejados de los malos hábitos, desechar el pecado y vivir en la verdad tal como Dios quiere. Solo con el Espíritu Santo pueden nacer de nuevo como nuevas criaturas en el Señor y alcanzar la salvación perfecta.

Luego de esto, ¿cuál es la ‘prueba’ de que las personas han recibido el Espíritu Santo, la señal de la salvación? A continuación las ocho pruebas de ello. Revíselas y examine si es que usted ha recibido el Espíritu.



¿Intenta usted guardar los mandamientos?

Con el Espíritu Santo dentro de usted, se siente agradecido por el amor de Dios y la gracia del perdón de sus pecados, y naturalmente siente amor por Él. En la medida que usted lo ama, podrá guardar los mandamientos de mejor manera, tal como leemos en 1 Juan 5:3: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”.

Es posible que al principio le haya sido difícil entender la Palabra de Dios y conocer Su voluntad. No obstante, luego de recibir el Espíritu, puede captar la voluntad de Dios, por ello intenta guardar Su Palabra. Esto se debe a que el Espíritu en usted jamás se detiene en dirigirlo a guardar Sus mandamientos.


¿Está usted dispuesto a obedecer la Palabra de Dios?

Algunas personas son forzadas a asistir a una iglesia por otras personas. Sin embargo, cuando reciben el Espíritu, Él les permite sentir el amor de Dios quien generosamente sacrificó a Su Hijo unigénito en la cruz, y el amor del Señor quien se convirtió en el sacrificio expiatorio por nosotros. Entonces, con deseo y de manera voluntaria se asiste a todos los servicios de adoración y se obedece la Palabra.

Es posible que a veces se desobedezca cuando la fe flaquea; no obstante, si se mantiene en oración fervientemente para obedecer y no se da por vencido, el Espíritu Santo le ayudará. Bajo Su ayuda usted podrá crecer con fe y estar dispuesto a obedecer perfectamente.


¿Se esfuerza usted por vivir una vida de santidad?

No debería poseer ningún deseo de regresar a su vida pasada la cual estaba manchada con el pecado y la maldad ya que el Espíritu Santo vive en usted. Aborrece el pecado y la maldad e intenta habitar en la bondad y la luz, consiguiendo de esta manera el corazón del Señor.

Si actúa con iniquidad aún con el Espíritu dentro suyo, Él se lamenta causando que se sienta angustiado. No obstante, si usted se aparta rápidamente de los caminos pecaminosos, ya no se sentirá angustiado y la paz y el gozo vendrán a su vida. De esta manera, el Espíritu nos ayuda a vivir en la verdad.


¿Ama usted a sus hermanos y hermanas en Cristo?

Con el Espíritu dentro de usted, aprende que los hermanos y hermanas en Cristo son realmente su familia quienes vivirán junto a usted por la eternidad en el Cielo como hijos de Dios. Por esta razón llega a amarlos más que a su propia familia.

Entonces también ama a Dios y la iglesia, que es el cuerpo del Señor, y ama al pastor y trata de servirlo como 1 Juan 4:20 dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”


¿Vence usted al mundo mediante su fe?

1 Juan 5:4 declara: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.

Los hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo no entablan amistad con el mundo en el que el pecado y la iniquidad prevalecen. Al contrario, siguen la voluntad de Dios con la ayuda del Espíritu, mediante la cual pueden obtener fe espiritual para vencer al mundo y con esa misma fe pueden superar todo tipo de dificultad sin temor alguno.


¿Tiene usted la certeza de la salvación?

A pesar del tiempo que haya asistido a la iglesia, no puede estar seguro de la salvación a menos que haya recibido el Espíritu. No obstante, si usted ha recibido el Espíritu Santo, incluso si es un nuevo creyente, puede confiadamente decir que ha sido salvo.

A medida que pone en práctica la Palabra de Dios, la fe de lo alto viene a su vida y la esperanza y la seguridad por el Cielo descienden sobre usted. Gracias a la ayuda del Espíritu, puede creer que es salvo con su corazón y luego puede confesarlo confiadamente, dando como resultado la verdadera salvación (Romanos 10:9-10).


¿Ora usted con fe sabiendo que la respuesta vendrá?

En 1 Juan 5:15 leemos: “Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”.

Si ha recibido el Espíritu Santo y se ha convertido en hijo de Dios, usted sabe que Él es su Padre. Por lo tanto, puede pedirle lo que necesite y creer que le responderá. El Espíritu le enseña a pedir dentro de la voluntad agradable de Dios y por lo tanto usted puede recibir Sus bendiciones desbordantes.


¿Vive usted una vida en la que Dios es lo primero?

Cuando se da cuenta del amor de Dios quien lo amó al punto de dar a Su Hijo unigénito en sacrificio, no puede sino llevar una vida en la que ‘Dios es lo primero’.

Una persona mentirosa se convierte en alguien honesto; una persona a quien le falta amor, se llena de amor; un beligerante llega a ser un pacificador; y las personas en las tinieblas llegan a la luz. Seguir la verdad agradable de Dios y vivir como Él quiere es la prueba de haber recibido el Espíritu.