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| Noticias Manmin   No. 179 | HIT 6206 | DATE 2014-12-28
 
Secretos para recibir respuestas de parte de Dios



Como podemos leer en Mateo 7:11, que dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”, el Dios de amor quiere darle a Sus hijos todo lo que ellos pidan. No obstante, para poder recibir de parte de Él, deben alcanzar ciertos requisitos, los mismos que presentamos a continuación. Los siguientes cinco puntos son secretos para recibir las respuestas de parte de Dios. Examinemos nuestras vidas basándonos en estos puntos y así recibiremos bendiciones abundantes como hijos de Dios.


1. ¿Usted cree y confía en Jesucristo?

Jesús pasó por todas las ciudades y aldeas proclamando el evangelio del reino y confirmando sus palabras con señales. El cojo caminó, los leprosos fueron limpiados, los ciegos recibieron la vista, los sordos oyeron y los demonios fueron expulsados. Las noticias de Su ministerio se esparcían a lo grande y las personas se reunían donde quiera que Él iba.

Cierto día, se estaba acercando a Jericó; sentado a la orilla del camino se encontraba un ciego. Al hombre se le informó que Jesús estaba pasando por ahí, y entonces lo llamó diciendo: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Lucas 18:38) Este hombre había escuchado acerca del ministerio de Jesús y creyó en su corazón que Jesús podría abrir sus ojos.

El hombre llamó a Jesús “Hijo de David”. Esto muestra su creencia en Jesús quien vino como el Salvador; cualquier judío sabía que el Salvador vendría de la genealogía de David. Tal como hizo este hombre ciego, si nosotros creemos y confiamos en Jesucristo de corazón, las respuestas de Dios serán nuestras.


2. ¿Usted clama en oración siguiendo la justicia de Dios?

El primer hombre, Adán, vivió en opulencia en el Huerto del Edén a pesar de que él no tuvo que esforzarse ya que Dios le dio todo. Sin embargo, luego de que comió del árbol de la ciencia del bien y del mal en desobediencia a Dios, el pecado entró al mundo; desde ese instante, las personas solo pudieron comer mediante el trabajo duro todos los días de sus vidas (Génesis 3:17).

Esta es la regla que Dios estableció, la cual conocemos como la justicia de Dios. De acuerdo a esto, las personas deben trabajar arduamente para obtener ganancias. En la misma manera, nosotros debemos trabajar en oración al clamar con todo nuestro corazón para disfrutar respuestas de parte de Dios.

Jesús nos mostró un buen ejemplo. En Lucas 22:44 leemos: “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. Cuando Él revivió a Lázaro, quien había estado muerto durante cuatro días, clamó con fuerte voz: “¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11).

Nuevamente en Lucas 23:46 dice que Jesús clamó en alta voz antes de dar su último suspiro en la cruz, diciendo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Entonces, es sin duda una cuestión de rutina que nosotros, simples criaturas, debemos clamar en voz alta en oración si queremos recibir respuestas, sobre todo cuando se quiere resolver un determinado problema que no puede resolverse con la fuerza humana.


3. ¿Muestra usted su fe por medio de las obras de manera perfecta?

Demos un segundo vistazo al hombre ciego que se describe en Lucas 18. Una gran cantidad de personas lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” En vez de que el hombre se callara, comenzó a llamarlo con más fervor. Este hombre estaba mostrando su fe por medio de las obras que no oscilan en ninguna situación.

Si él se hubiera sentido herido e intimidado y se hubiera callado como se le dijo, no hubiera podido recuperar su vista. No obstante, debido a que su fe fue fuerte y no vaciló, él creyó que a través de Jesús podía recibir su respuesta, por esta razón pidió de manera persistente y no perdió la oportunidad.

En Jeremías 33:3, leemos: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Como se ha dicho, si queremos recibir respuestas de Dios deberíamos clamar a Él con fervor, con una actitud humilde en cualquier circunstancia.


4. ¿Usted obedece y se despoja de su capa?

En Marcos 10 encontramos la historia de un mendigo que era ciego, llamado Bartimeo. Al escuchar que Jesús estaba pasando por ahí, comenzó a llamarlo con fuerte voz. Entonces Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Entonces este hombre arrojó su capa, se levantó y vino donde estaba Jesús (Marcos 10:50).

La capa de un mendigo era sucia y olía mal, pero era muy importante para la necesidad diaria de un mendigo. Era su única posesión. Bartimeo escuchó y sabía que Jesús era santo y limpio y que le había dado gracia a las personas, sanado a los enfermos y dado esperanza a los pobres y a los enfermos. Así que pensó dentro de sí que no podía ir donde Jesús con una capa tan sucia y olorosa. Al obedecer la voz en su interior, él arrojó su capa al instante.

Esto indica que debemos despojarnos de todos los pecados sucios y malolientes para encontrarnos con Dios que es santo. De esta manera, para recibir la respuesta de Dios, primero debemos arrepentirnos completamente de nuestros pecados pasados con la ayuda del Espíritu Santo, limpiar nuestro corazón de tales cosas, y luego obedecer lo que el Espíritu Santo nos inste a hacer inmediatamente sin dudarlo.


5. ¿Confiesa su fe con sus labios?

Cuando el ciego que aparece en Lucas 18 lo llamó con fe, Jesús preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” De hecho, Él conocía el deseo del corazón del hombre ciego, no obstante, le preguntó qué quería que hiciera por él. ¿Por qué hizo esto?

Esto es porque para poder recibir respuestas de parte de Dios, debemos profesar nuestra fe con nuestros labios. La justicia de Dios es que la respuesta viene solo cuando confesamos nuestra fe con nuestra boca. De acuerdo a la justicia, el mendigo ciego expresó su fe a través de las palabras de sus labios, diciendo: “¡Señor, que reciba la vista!, y recibió lo que pidió” (Lucas 18:41-43).


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