¿Qué significa la “confianza”? La confianza significa “firme creencia en la integridad, capacidad, o el carácter de una persona o cosa”. Esta confianza no se construye de manera unilateral, pero se puede decir que se perfecciona solo cuando ambas partes confían entre sí. En Juan 15:5 leemos: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto». Como se menciona, si estamos unidos al Señor, podemos producir abundantes frutos en el espíritu y en el cuerpo.

Examinemos si estamos unidos al Señor en los siguientes tres aspectos.


Primero: «¿Hasta qué punto obedece usted la Palabra de Dios escrita en la Biblia?»

La cantidad que confiamos en Dios el Creador depende del grado en que obedecemos la Palabra de Dios. La Biblia es un regalo de parte de Dios para Sus hijos amados la cual contiene Su corazón y Su palabra.

En la Palabra de Dios existen generalmente cuatro tipos de mandatos: «Hacer, no hacer, guardar y desechar». La medida en que obedecemos Su Palabra, nuestra confianza en Dios será diferente. Los que confían en Dios completamente viven por la Palabra incluso cuando no hay nadie que los esté viendo.

Obedecen a la Palabra de manera invariable, a pesar que esto signifique que deban sufrir alguna pérdida en sus vidas o que estén en algún peligro. Es porque creen que Dios está vivo, cuida de ellos, protege todas las cosas y Su Palabra contiene Su buena voluntad.

Daniel y sus tres amigos rechazaron los manjares del rey para no comer lo sacrificado a los ídolos, aunque estaban cautivos. Tampoco Daniel dejó de orar a Dios incluso cuando supo que sería arrojado al foso de los leones. Ellos estuvieron dispuestos a entregar sus vidas.

Y obedecieron la voluntad de Dios sin importar los problemas que enfrentaban, y Dios también confió en ellos y los protegió en el fuego ardiente del horno y en el foso de los leones. Además, los bendijo para que disfrutaran de mayor honor que antes.

Nosotros también debemos construir la confianza con Dios al mostrar las obras de fe, y de esa manera vivir en Su amor recibiendo Su reconocimiento y confianza.


Segundo: «¿De verdad cree en el Señor que vendrá a llevarlo?»

En la medida en que confiamos en Jesucristo, que es nuestro Salvador, depende de cuánto estamos seguros acerca de la venida del Señor para llevarnos. Si realmente confía en el Señor que vendrá nuevamente, de manera natural seguirá Su camino. Es decir, es posible que se esfuerce en asemejarse al Señor, que es santo y perfecto y que sacrifique su vida por las almas como el Señor lo hizo.

Al igual que está escrito en los Hechos de los Apóstoles, los discípulos tenían la seguridad que el Señor resucitado es el Cristo y predicaron el evangelio valientemente en los peligros de la vida. Los discípulos del Señor, el Apóstol Pablo, los Diácono Felipe y Esteban, predicaron acerca del Dios vivo, Jesucristo y de la existencia del Cielo y el Infierno al mostrar señales.

El Señor también confía en los creyentes que creen que el Señor fue crucificado, resucitó y ascendió al cielo y que Él vendrá de nuevo para llevarlos. Y los dirige por el camino de la vida y les da autoridad y fortaleza para que puedan cumplir con sus tareas dadas por Dios. Al hacer esto, Él muestra que está con ellos.

Por consiguiente, como leemos en Juan 15:7: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho», con el fin de estar unidos con el Señor en confianza, debemos obedecer Su Palabra y cultivar nuestros corazones a la verdad por completo. Cuando estamos unidos con el Señor, podemos recibir todo lo que pedimos.


Tercero: «¿Acaso no utiliza sus pensamientos carnales cuando escucha los sermones?»

Existen muchas denominaciones eclesiásticas y muchos tipos de pastores. La medida en que confiamos en el pastor en la iglesia depende de si tenemos pensamientos carnales al oír la Palabra predicada.

Si usted piensa: «¿Acaso tiene que predicar de esta manera? Es diferente de lo que he conocido. ¿De dónde escuchó tal cosa?» Esto es tener pensamientos carnales, los cuales son hostiles hacia Dios. Si piensa de esta manera no puede decir que adora en espíritu y en verdad durante el servicio (Romanos 8:7).

Si usted cree que está en lo correcto mientras escucha el mensaje en el servicio, no puede decir “Amén” a los mensajes. O puede que se sienta mal u ofendido porque el mensaje es diferente de lo que usted piensa que debería ser. Por el contrario, si no tiene ningún pensamiento carnal en contra de ningún mensaje, significa que cree que el pastor es a quien Dios estableció y sigue la buena voluntad de Dios.

Por sobre todas las cosas, si el pastor manifiesta el poder que pertenece a Dios (Salmos 62:11) en manifestaciones de señales y prodigios, debemos creer que Dios está con él. Si confiamos completamente en el pastor, quizás pensemos naturalmente de él en bondad. Incluso si lo que dice es diferente a nuestros propios pensamientos es posible que pensemos que hubo alguna razón por lo cual lo dijo. Es posible que lo haya dicho para enseñar a muchas personas y guiarlas a la verdad y a la bondad.

Cuando pensamos en bondad de esta manera, es posible que el Espíritu Santo nos enseñe por qué lo dijo mediante la oración, incluso si no nos damos cuenta de la razón de manera inmediata. Al seguir teniendo estas experiencias, la confianza en el pastor llega a ser perfecta. Y también el pastor puede confiar en los obreros. No importa qué tipo de palabras él diga, no lo malinterpretarán. De esta manera puede atraerlos de manera más cercana y confiarles tareas importantes con confianza.

Aquellos que confían en Dios el Creador y el Señor, quien vendrá nuevamente, podrán cumplir con la providencia de Dios y guiar a muchas almas a la salvación en los tiempos finales junto al pastor. ¡Tengamos una relación perfecta de confianza y compartamos el amor con Dios para siempre la morada celestial más gloriosa, la Nueva Jerusalén!